Por: Lic. Sergio Dalmau
Sonará a lugar común, pero no lo es, nunca lo ha sido y mucho menos ahora: la Copa del Mundo es aquel evento que durante un par de semanas le da sentido a la vida de millones de aficionados en el planeta, el que regala tardes tan inolvidables como amarguras, goles de vida y de tragedia.
Es la reunión más importante que puede dar el planeta deportivo, con permiso de los Juegos Olímpicos. Hoy un nuevo mundial llega a su fin y vale reconocer que Qatar 2022 indefectiblemente nos mal acostumbró a olvidarnos, aunque sea durante un puñado de semanas de los diferentes problemas estructurales que atraviesa nuestro país.
Con el desarrollo del torneo, la ilusión de 45 millones de personas fue creciendo y esto le permitió al Gobierno ganar tiempo. Después de un mal arranque de la Selección Argentina, la mágica zurda de Lionel Messi junto a las apariciones del “Dibu” Martínez, Enzo Fernández y Julián Álvarez encarrilaron las cosas y todos nos levantamos hoy pensando en una sola cosa, no hace falta aclarar, hay que anular la mufa.
En este contexto que por el momento es todo ilusión, si algo me genera duda es el mañana. Después de la algarabía o la tristeza lentamente tendremos que volver a la rutina y las portadas de los diarios dejarán de hablar de goles, entrenamientos y formaciones.
La inflación, el costo de la mesa navideña, los bonos de fin de año y la devaluación del peso volverán a ser noticia y marcarán nuestro día a día y el golpe puede llegar a ser muy fuerte, si a diferencia de los dirigidos por Lionel Scaloni, el equipo que comanda Alberto Fernández no logra torcer el rumbo.
El escenario parece mucho más difícil, ya que, durante más de tres años de gestión, el representativo de la Casa Rosada realizó todos los cambios, pero nunca encontró el buen juego. Queda por delante el último año, una chance más y la más trascendental, al tratarse de un año electoral. Será crucial lo planificado durante este último mes ya que el Gobierno pudo haberlo tomado como una especie de pretemporada.
Un mes que la propia ministra de Trabajo, Kelly Olmos había pedido como margen de tiempo. Vale recordar que semanas atrás la funcionaria encendió la polémica con una declaración suya durante una entrevista televisiva que concedió a El Nueve. En la misma, le consultaron qué prefería, que la Selección Argentina gane el Mundial de Qatar 2022 o bajar la inflación, y no dudó: “Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina”.
La Ministra de Trabajo, luego, explicó el porqué de su elección: “Considero que hay que trabajar todo el tiempo por la inflación, pero un mes no va a hacer la gran diferencia. En cambio, desde el punto de vista anímico, de lo que significa para el conjunto de los argentinos y argentinas, queremos que Argentina sea campeón”.
Lo malo para Olmos es que, pase lo que pase, a partir de mañana lo futbolístico comenzará a ser historia. El contexto de Argentina es día a día un poco peor y lo saben hasta los propios jugadores que buscan la gloria en Qatar, lo dejó en claro el “Dibu” Martínez tras una tarde gloriosa contra Países Bajos. “Sé que la gente está pasando un mal momento económico, me pone feliz darles esta alegría”, expresó el arquero minutos después de vestirse de héroe.
Además, lo que complica más a la “Albertoneta” es que varios partidos ya arrancaron, el resultado no está siendo a favor y sus principales figuras hace mucho tiempo no pasan por su mejor momento.
La esperanza está en una de sus últimas incorporaciones, el ministro de Sergio Massa. Sin grandes momentos de lucidez, el encargado de la Economía hoy lleva la 10 en el equipo y con el dólar soja como bandera intenta acomodar el nivel de reservas.
El arranque del programa le da cierto aire para llegar hasta fin de año, pero a mediano plazo el partido volverá a complicarse. La sequía irrumpió inesperadamente y golpeó de lleno a la cosecha para 2023. Ya se habla de una pérdida que llega casi al 1% del PBI, 16 mil millones de dólares menos que harán falta para hacer frente a futuras obligaciones.
Además, su principal rival continúa siendo la inflación, ese partido que el Gobierno tomó por momentos como una guerra. Un oponente que ya conoce las diferentes estrategias del ministro y sigue sacando diferencias a su favor. Massa apostó a viejas recetas, incorporó Precios Justos y prometió que el índice a partir de enero podría ubicarse en 4 por ciento y pasar a un 3 por ciento a partir de mayo.
Al mismo tiempo, el mercado está esperando una evolución de precios de casi 100% para 2022 y 2023. Según los analistas que releva el Banco Central, el IPC no sería menor a 6 por ciento durante los próximos seis meses, dejando por momentos en ridículo a las proyecciones oficiales que difunde el titular de Economía.
Indefectiblemente esos malos resultados llevan al Gobierno a jugar su partido más difícil. La pobreza monetaria en la Argentina alcanza al 43,1 por ciento de la población y la indigencia al 8,1 por ciento, según el último informe del Observatorio de Deuda Social de la UCA. El número no sufrió grandes variaciones contra 2021 pero Agustín Salvia alerta: “Estamos ante la tercera generación de pobres en el país”.
Si hablamos de números significa que hay más de 18 millones de pobres en el país y la situación parece empeorar si año tras año el poder adquisitivo de los salarios sigue desplomándose y las consecuencias se sienten en la compra de alimentos.
En este sentido, vale destacar que, en octubre, la Canasta Básica Alimentaria aumentó un 9,5 por ciento, lo que representa un 3,2 por ciento por encima de la inflación general. En el acumulado anual, la diferencia se eleva al 11,8 por ciento.
A su vez, respecto a la Canasta Básica Total, los costos para una familia de cuatro integrantes aumentaron un 2,7 por ciento más en el mes respecto a la inflación y un 6,9 por ciento más en lo que va del año.
“La contracara del buen rendimiento general de la macroeconomía y de las buenas perspectivas de desinflación, sigue siendo el precio de los alimentos y bienes que forman parte de las canastas básicas”, advierten los especialistas.
La última apuesta es el bono, que tras idas y vueltas el Gobierno decidió oficializar. Serán 24 mil pesos para trabajadores privados y 13.500 pesos para los beneficiarios del programa Potenciar Trabajo. Claro está que no revertirán la caída del consumo, pero si de ganar tiempo se trata, la medida puede resultar.
Mejorar y controlar el humor social para el Gobierno hoy es una necesidad. Aunque poco se pueda solucionar, el objetivo es llegar a fin de año y poder pasar el verano. Vuelvo a pensar en Kelly Olmos y hay algo que me queda absolutamente claro, hoy en todas las casas alentaremos a la selección, en la Rosada un poco más…