El microclima de cada país casi siempre termina siendo un síntoma de la región y, a veces, una dinámica global. En un mundo interconectado, que transmite realidades a cada segundo, es difícil “zafar” de las generalidades y sus efectos. En regiones como la nuestra, Sudamérica en cuestión, el fenómeno se acentúa y casi siempre hablamos de situaciones regionales.
“Si Brasil estornuda Argentina se agarra una neumonía”, advirtió en 2013 la entonces presidenta de General Motors para Argentina, Paraguay y Uruguay, Isela Constantini. Ampliando la analogía, en 2018 la entonces vicepresidenta uruguaya Lucía Topolansky aseguraba que “si Argentina y Brasil estornudan, Uruguay se resfría”. Con la premisa clara, cabe hablar entonces de los síntomas en particular para poder proyectar en general. En Argentina la centralidad, sin dudas, es económica (escalada inflacionaria), pero también política a partir de la condena contra la vicepresidenta Cristina Kirchner. El próximo año hay elecciones y el panorama hoy no podría ser más incierto.
En Brasil las tensiones se diluyen en el regreso al poder de Luis Inácio “Lula” Da Silva. El líder histórico del PT vuelve al Planalto adelantando un giro clave para la política amazónica y también para todo el continente. Su retorno, sin embargo, no está exento de problemas toda vez que su administración será controlada por el “Centrao”, la alianza que sumó a aliados liberales para evitar la reelección del mandatario de ultraderecha y excapitán del Ejército, Jair Bolsonaro.
Ambos estados se encuentran hoy en un claro dilema con Uruguay, que se plantea un proyecto económico en clara contraposición con el Mercosur. Montevideo avanza con acuerdos extrarregionales sin el aval de los otros tres socios del bloque, algo que viola el Pacto de Asunción que dio origen al Mercado Común del Sur. Paraguay, el otro socio, quedó este año envuelto en una gruesa polémica luego de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos pusiera al segundo en la línea sucesoria en su lista negra “por su participación en actos de corrupción significativos”. El vice en cuestión amagó con renunciar, pero al día siguiente se arrepintió.
Los síntomas, por diferentes motivos, terminan poniendo a la región en la misma situación de crisis política y económica. Está claro que 2023 será complejo para todos.