La lavanda es una hermosa planta con flores lilas, de múltiples propiedades que ayudan a la mente y al espíritu. En Francia, la lavanda encuentra su lugar en las tierras del sur, donde el calor y el clima seco favorecen su desarrollo, más exactamente en la región de Provenza donde los campos componen un maravilloso mosaico de azules, malvas, violetas y lilas perfumando el aire con su aroma tan particular.
El nombre Lavanda proviene del latín Lavare (Lavar), por eso su uso en el baño fue muy extendido. Tiene propiedades relajantes, antisépticas y ayuda a cicatrizar pequeñas heridas como cortes, rasguños o pequeñas picaduras de insectos.
Sirve para atraer energías muy positivas. Es ideal colocar plantas a la entrada de tu casa porque son excelentes protectoras.
Limpia el hogar de energías negativas, habladurías de otros y “trabajos”, inclusive brujería o mal de ojo. Es una planta que atrae la buena suerte y el éxito, por lo que la encontrarás en muchos rituales.
Sahuma tu casa con lavanda para quitar las energías que te impiden descansar y dar paso al amor pleno.
En la Edad Media, las flores fueron cultivadas y usadas por monjes como hierbas medicinales. Se hicieron populares en Inglaterra durante el reinado de Enrique VIII, cuando la usaban para endulzar el olor de la ropa de cama, el aire de la habitación e incluso para pulir los muebles.
Los romanos la usaban en rituales y como ofrendas para sus dioses, y los griegos hacían aceite para perfumar.
Armar “popurrí” con las flores secas que no sólo aromatizan las habitaciones, también evitan la humedad en espacios cerrados como clósets y alejan insectos como mosquitos, moscas, polillas y hasta ciertos hongos.
Entre las asombrosas propiedades mágicas figura que ayuda a las personas a la sanación espiritual, liberar bloqueos personales y afrontar temores o miedos. Es para calmar la ansiedad prolongada, nerviosismo crónico y alivio de síntomas físicos por un exceso de estrés como dolores de cabeza, migraña, palpitaciones cardíacas y trastornos del sueño.
Se ha utilizado durante siglos en todos aquellos aspectos relacionados con el amor. La requerían para rituales de amor, pócimas para atraer al sexo opuesto, hechizos para “calmar” o dulcificar una relación sentimental, llena de pleitos o dificultades.
Una recomendación usual es que puedes guardar flores secas de lavanda en una bolsita de tela blanca, cerrada con lazo también de color blanco. Guárdala debajo de tu almohada y te ayudará no sólo contra el insomnio o malestares de sueño, sino te protegerá de cosas negativas.
Vale resaltar el gran poder energético que tiene, ya que neutraliza cargas negativas en cualquier espacio, por lo que vale la pena tenerla por todas partes: casa, oficina, etc.
Respecto a su papel en el amor (considerada muy importante en el romance), se estima que aumenta el deseo o la libido en una mujer.
Además de usarse en rituales de amor, la vieja creencia es que se debe perfumar la ropa de la persona con lavanda para atraer a la persona del sexo opuesto y, si se le da regalos al pretendiente, como cartas o muñecos, que estén perfumados con unas cuantas gotas de aceite de lavanda.
Entre sus cualidades espirituales ayuda a sentirnos mejor cuando nos invade la tristeza, estamos deprimidos, tras una ruptura sentimental o simplemente si tuvimos un mal día.
Una creencia es que aumenta la longevidad. Con inhalar su fragancia diariamente alarga la vida con buena energía y suerte en el amor.
Fuente: medios digitales