El 9 de noviembre de 1938, hace ya 84 años, los nazis de toda Alemania, Austria y en el área de Sudetenland (actual República Checa) tomaron medidas contra los judíos. Con marchas, humillaron a los judíos, los maltrataron y los tomaron prisioneros en campos de concentración. También destruyeron sus bienes. Este violento ataque a los judíos se llamó pogromo.
La “noche de los cristales rotos” o Kristallnacht es un punto de quiebre para la población judía alemana. El nombre hace referencia a una serie de actos violentos contra los judíos llevados a cabo en Alemania y algunas zonas de Austria y la República Checa entre el 9 y 10 de noviembre de hace 84 años.
Por más de 48 horas, cerca de 400 sinagogas fueron incendiadas y alrededor de siete mil negocios saqueados o destruidos sin que la policía hiciera nada al respecto. Los bomberos fueron requeridos sólo para impedir que el fuego se propagara a las propiedades contiguas, pues las llamas amenazaban algunas posesiones “arias” cercanas. Kristallnacht no fue un acto espontáneo o improvisado, marcó un punto de no retorno en la violencia ejercida contra la población judía alemana.
A esas infames acciones se les denominó “La noche de los Cristales Rotos” debido al incontable número de fragmentos de vidrio quebrado proveniente de sinagogas, casas y locales comerciales pertenecientes a los judíos agredidos. Durante escasos dos días, unas 90 personas fueron asesinadas en las calles, alrededor de 30 mil judíos aprisionados y enviados al campo de concentración de Dachau.
La violencia fue instigada por el Partido Nazi. Miembros de la SA (tropas paramilitares de asalto) y las Juventudes Hitlerianas, apoyaron y supervisaron los combates contra la población judía.
Los oficiales alemanes argumentaron que la violencia había surgido de manera “natural”, como un sentimiento en respuesta pública al asesinato del diplomático nazi, que ejercía la secretaría de la Embajada alemana en Paris, Ernst Vom Rath.
A principios de noviembre, las autoridades alemanas habían expulsado a miles de judíos polacos que habitaban en los márgenes del Reich; por lo que el 7 de noviembre de 1938, Herschel Grynszpan, un judío polaco de 17 años cuyos padres sufrieron los embates de la expulsión, mató a tiros a Vom Rath.
Tras un discurso condenatorio por parte de Joseph Goebbels, los líderes regionales del Partido Nazi emitieron instrucciones a sus oficinas locales para comenzar la violencia y el incendio en las sinagogas. La intimidación comenzó desde las últimas horas de la tarde del 9 de noviembre y hasta bien entrada la mañana del siguiente día. A la 1:20 a.m. del 10 de noviembre, Reynhard Heydrich, cabeza del cuartel de seguridad, envió un telegrama urgente a las sedes principales de la Policía Estatal y a los líderes de la SA de varios distritos en el que describía detenidamente las instrucciones para empeorar las revueltas. De tal manera, unidades de la SA y de las Juventudes Hitlerianas se apostaron a lo largo de Alemania y de los territorios anexados, participando de la destrucción de los hogares y negocios judíos. Un gran número de oficiales utilizaron ropa de civiles para apoyar la ficción de que los disturbios eran expresiones públicas que exigían acallar la “conspiración de los judíos”. Tras el evento, el gobierno nazi aseveró que los judíos alemanes eran responsables de la destrucción y se les impuso una multa de un billón de Reichsmark (alrededor de 400 millones de dólares), así como una prohibición para reconstruir sus propiedades.
La quema de sinagogas y la rotura de cristales se llevó a cabo con permiso de Hitler. Goebbels convocó a un ataque contra las comunidades judías de Alemania. Después del discurso, los funcionarios nazis llamaron a sus respectivos distritos y comunican las instrucciones de Goebbels.
Como parte de la conmemoración las casas de ciudadanos que profesan la cultura judía dejan luces encendidas la noche del 9 al 10 de noviembre en memoria de los fallecidos.
En la Comunidad Israelita de Misiones el recordatorio de este acto de violencia tuvo lugar el viernes último tras la ceremonia de Shabat (sábado) con una disertación por parte del licenciado en Historia Bruno Gini y del presidente de la Comunidad Marcos Alfici.
Reconocimiento
La Comunidad Israelita Benei Tikvá de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) hizo un reconocimiento a Klara Lewin, esposa del presidente de la Comunidad Israelita de Misiones, Marcos Alfici, el pasado 9 de noviembre.
En la oportunidad fue invitada a la conmemoración del “Progorm de noviembre de 1938- Kristallmacht- y se le otorgó el reconocimiento Jai (Vida en hebreo) que tiene como principio que es entregado a aquellas personas que, con su trabajo, o sus historias honran la vida y la memoria ayudando a visibilizar la Shoa. Este año el tema que abordó la comunidad israelita de CABA fue “Relatos de Continuidad, hijos de héroes silenciosos”.
Klara Lewin es hija de sobrevivientes del genocidio nazi. “Este año quisimos honrarla a usted debido a la obra de vida de su padre partisano y su valioso testimonio sobre desafíos, historia y vivencias afrontadas en esos difíciles momentos”, expresa el escrito recibido por klara Lewin y la Comunidad Israelita de Misiones.
La Comunidad Israelita Benei Tikva fue fundada por judíos alemanes que escaparon del nazismo.
Colaboración: Prensa Comunidad Israelita de Misiones