“Estamos celebrando el 135 aniversario de la Escuela Nº 1 ‘Félix de Azara’ al servicio de la educación pública. Y, conmemorar esta fecha tan especial, nos posibilita conocer los orígenes, reafirmar su historia con el objetivo de apropiarse de este espacio y fomentar la identidad. La comunidad educativa pretende hacer una mirada hacia el pasado, reconociendo las huellas que dejaron y van dejando quienes la habitan”, señaló la directora, Teresa Marina “Teté” Morás, acompañada de las vicedirectoras: Rosana Elizabeth Sanabria y Bernardina Ester Cristaldo, quienes dirigen un plantel de más de 70 docentes.
Añadió que, conocer su historia es esencial “para construir, avanzar y, si fuera necesario, cambiar. Ninguna de estas opciones se puede emprender sin conocer el contexto y la génesis histórica institucional. Para mí, conducir esta institución, es de suma responsabilidad”.
En el patio posterior de la escuela existe una cápsula del tiempo, instalada en 2015, por alumnos del sexto grado “A” de la promoción 1965. Su apertura está prevista en el año 2065.
Según Morás, celebrar estos 135 años de creación “nos llena de emoción y orgullo e invita a reflexionar sobre el rol social de aquel distante tiempo de fines del siglo XIX. Por eso, siempre invito a que imaginemos este lugar donde se construyó este edificio rodeado de calles, marcadas por picadas, extensa vegetación, en un territorio que todavía no era provincia, lejos del poder central porteño, naciendo lentamente hacia su pertenencia y a una nación en plena gestación. También invito a que los niños, sobre todo, imaginen a sus pobladores y el deseo de ser parte de este importante derecho de acceder a la escuela pública y a la alfabetización. El impacto favorable para el lugar y su destino en aquel entonces, era para sus habitantes, tener una escuela y poder educar a sus hijos”.
Agregó que este ejercicio de representación mental resulta más fácil “si partimos del rol que aún hoy sigue teniendo la escuela pública: la alfabetización, el derecho de aprender de todos, y el lugar que nuestra institución sigue ocupando en las expectativas sociales y culturales de nuestra ciudad y de la provincia”.
La directora dijo que, dentro de los objetivos principales “que tenemos en esta oportunidad, con motivo de este aniversario, es que los alumnos deben conocer que deben cuidar este espacio donde están habitando, y que, dentro de la Constitución Nacional, pueden encontrar dos artículos que hablan del derecho al disfrute de este patrimonio. Ese es un hecho sumamente importante”.
Sostuvo que “se pretende también ofrecer a los alumnos distintas oportunidades de participar en la diversidad de situaciones tanto didácticas, recreativas, lúdicas, literarias y éticas, a fin que puedan conocer y fomentar la identidad institucional. Tenemos varios libros, en los cuales los alumnos irán identificando toda la trayectoria institucional. Sobre todo, también instaurar un ambiente de trabajo cooperativo y solidario, comprometerse con que estas actividades de enseñanza-aprendizaje trasciendan las paredes del aula y de la escuela”. A esta institución, concurren muchos alumnos, nietos, bisnietos, de exalumnos ya que, realmente esta escuela marcó y sigue marcando un hito importante en la sociedad.
En un principio se usaba el guardapolvo blanco, y en la época en que se instauró la EGB 3, se trabajó respecto al uniforme. Se reglamentó y se estableció el pantalón azul para los varones y pollera del mismo color para las niñas, y camisa blanca para ambos.
En 1986, el Gobierno de Misiones declaró Monumento Histórico Provincial a la fachada del edificio ocupado por este establecimiento. El Concejo Deliberante declaró Patrimonio Cultural, Histórico y Arquitectónico de Posadas, mediante ordenanza 03/30 ex 46/97. La Cámara de Representantes de Misiones también manifestó su beneplácito por el 135 aniversario, mientras que el cuerpo deliberativo posadeño declaró de interés municipal a todas aquellas actividades que se llevarán a cabo como parte del aniversario.
Abriendo caminos
Morás entiende que, sería interesante, “tener en cuenta la historia de diversas mujeres, importantes en la sociedad, que en aquel entonces influyeron en generaciones posteriores como fue, sin dudas, Clotilde González de Fernández, que constituyó un modelo a seguir. Fue una mujer llena de valor, coraje, confianza, sabiduría, responsabilidad y compromiso con la educación, tejió caminos y puentes para el acceso de miles de personas al mundo del saber, marcando a la escuela como un lugar para formar ciudadanos, constructores de una sociedad mejor”. Pero existen en la actualidad “mujeres valientes y empoderadas, que son aquellas que llevan en alto las banderas de la educación, que siguen y crean puentes para llevar a cabo todos estos ideales”. Y, como bien dice José Saramago, “el pasado está siempre, somos memoria de nosotros mismos, y de los demás, somos papel donde se escribe todo lo que sucede antes de nosotros, somos memoria que tenemos. Tomo como eje de partida estas sabias palabras del escritor como para también tenerlas en cuenta en esta escuela”, citó.
“Creo que, en un principio, esta escuela fue pensada para forjar un territorio nacional, formar ciudadanos y crear identidad argentina, que hoy sigue entre nosotros como elemento fundamental de inclusión y de búsqueda de igualdad de oportunidades. Por supuesto, con otros contextos históricos, con otras demandas epocales y sociales, pero con objetivos parecidos a los fundacionales. Porque sigue siendo prioritario, formar conciencia de pertenencia a un país, a una provincia, amarla y defenderla, estudiar y trabajar para su grandeza”, manifestó la directora de la escuela que, en un primer momento, estaba dividida, una parte para las aulas, y otra, para la vivienda del directivo.
Félix de Azara (1742-1821) militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo, y naturalista español de destacada carrera tanto en España como en América del Sur, fundamentalmente en Argentina, Brasil y Paraguay. A menudo, injustamente olvidado, es un ejemplo de hombre de la ilustración que dejó huella en ambos lados del Atlántico y cuya obra influyó en Charles Darwin. Azara se reveló como un naturalista de gran capacidad de observación y de espíritu crítico. Fue conocido por la nomenclatura científica de varias especies del continente americano. El nombre de Azara brilla en la luna porque una de las crestas del satélite lleva su nombre Dorsum Azara. A todo lo anterior hay que sumar calles, plazas y avenidas que recuerdan su memoria.
Trabajo de recopilación
“La línea del tiempo” fue desarrollada por 77 alumnos de los cinco séptimos grados que posee el establecimiento. Las tareas fueron organizadas y coordinadas por las docentes: Claudia Solano, Lourdes Maxemowicz y Mirta Robledo.
Mientras el equipo exhibía el extenso trabajo, Solano comentó que “empezamos a armar todo con unos meses de anticipación y nos llevó bastante tiempo. Con los alumnos nos estuvimos organizando, fuimos a los antecedentes, a los libros, y recopilamos la información necesaria para poder llevar a cabo esta representación. Trabajamos en la descripción de la escuela, cuando se creó, cómo estaba organizada, escribieron poesías, y concluimos con una estampa que consta de la línea del tiempo. En una parte, los chicos usaron la vestimenta de esa época y lo acompañamos con la nueva tecnología que serían los power point”.
Agregó que la tarea se enmarca en el área de lengua, pero también de sociales y matemática, necesaria para sacar los cálculos. Aseguró que los chicos “se mostraron entusiasmados, muy contentos de poder participar porque este es su último año, se están despidiendo de la escuela, es una sensación de alegría, pero también de nostalgia, porque la historia de la escuela en breve quedará atrás”. Como docentes, “nos genera mucha emoción porque llevo 24 años aquí dentro. Sabemos que los chicos que tienen abuelos, padres, que vinieron a esta escuela, entonces tiene un valor histórico muy importante para nosotros”.
Para Maxemowicz, es una etapa de la vida que “una va cerrando porque somos parte de la historia de la escuela y es lindo recordar y ver como los docentes trabajaban en aquella época, en una ciudad que se estaba formando. Y vemos que ahora con más tecnología, con otras actividades, otras ideas, estamos haciendo lo mismo que ellos implementaron en sus inicios”.
Morás expresó que “es una etapa de mucho compromiso, juntamente con todo el plantel de la escuela, docentes de grado, docentes de áreas especiales, en todos los ámbitos. Hay un personal muy responsable en esta institución que acompaña permanentemente todas las instancias. Este fue un año de innumerables emociones. A través del tiempo, hubo varios directivos, vicedirectores, que para cada aniversario siguen concurriendo a la escuela, lo que hace a la pertenencia a la institución”.
Oferta educativa
En la escuela se dictan clases de inglés, se realizan viajes educativos a distintos puntos de la provincia y el país, se realizan maratones y olimpíadas en distintas instancias.
Según la directora, es una escuela inclusiva, por sobre todas las cosas. “Tenemos un gabinete integrado por una psicopedagoga, una psicóloga y maestras que apoyan a los alumnos en el trayecto escolar. Luego de la pandemia, fue sumamente importante que estos docentes estuvieran trabajando en esa línea”, dijo. Participan de un encuentro pedagógico anual intercultural con estudiantes provenientes de Anchieta, municipio del Estado de Santa Catarina, Brasil. A modo de intercambio, durante el año se comunican entre pares y cuando visitan Posadas, pasan unas horas en las aulas de la Escuela Nº1, interesados en saber cómo se trabaja aquí. Además de darle la bienvenida, los alumnos locales preparan números alusivos, danzas folclóricas, y los instruyen en lo que respecta a la historia, las canciones.
Educadores de alma
El verdadero iniciador de la educación escolar en Posadas fue Don Ramón García, de origen español, intelectual y especializado en la enseñanza primaria. Entre los docentes que pasaron por la escuela, se puede mencionar a: Claudia Viera, María Cáceres, Silvia Rolón, Horacio Mendoza, Gladis Barrios, “Piki” Lanús de Amarilla, Marta Mazuchini, María Antonia Godoy de Galeano, “Coca” Gadea de Cardozo, Alicia Toledo, “Ticha” Sanabria, Ester Lanzoz de Jaborniski, “Noni” Sanabria, Alicia Larraburu, “Lilita” Oudín, María Lidia Velozo de Simonetti, María Fachini de Irrazabal, Estela Nosiglia, Mónica Ledesma, y las bibliotecarias “Kika” Horianski y Patricia Elena Valdez de Esperanza.