En pareja y padre de cuatro hijas, reconocido por sus vecinos como un laburante, sin conflictos de vínculos y menos aún antecedentes penales. Este changarín y empleado capacitado para varios oficios llegó a debate oral con 46 años y acusado de abusar sexualmente de una niña de 6 años el 8 de enero de 2012 en un barrio de Cerro Azul. Ayer y tras una semana de intensas audiencias, fue absuelto de culpa y cargo favorecido por el principio “in dubio pro reo”.
Los camaristas del Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial, César Antonio Yaya, Carlos Jorge Giménez y Gregorio Augusto Busse, respetaron la duda como beneficio de la inocencia del imputado. Durante su alegato, el fiscal Vladimir Glinka expuso los detalles que rescató de la causa y de los testimonios recogidos durante las audiencias, y solicitó quince años de prisión efectiva por el delito de “abuso sexual con acceso carnal”.
PRIMERA EDICIÓN, fue el único medio presente ayer, en la jornada definitiva, en la que se destacó el alegato del defensor oficial Marcelo Ozuna.
“En la presente causa no está en duda el hecho, la víctima fue abusada y las circunstancias merecen justicia, pero no a cualquier costo”, remarcó a modo de prólogo Ozuna.
Sostuvo que en la denuncia (9 de enero de 2012) la madre de la víctima de 6 años apuntó a otro hombre como sospechoso del abuso y que hasta hubo un testigo de lo sucedido y coincide con este primer y presunto autor.
“Esto fue ratificado por la víctima en Cámara Gesell, ella dio detalles del hecho y de la participación de esta otra persona (no del absuelto ayer). Y esto fue determinado como creíble por el profesional que tomó el testimonio de la menor”, insistió Ozuna pero también analizó que “en abril del mismo año, cuatro meses después, modifica la víctima el relato e indica un nuevo sospechoso”.
“Un hecho que durante cuatro meses parecía claro, sin contradicciones ni confusiones, se modificó a partir de la ampliación de la declaración”, explicó el defensor y remarcó inconsistencia en la instrucción del expediente correspondiente al Juzgado de Instrucción 5 de Leandro N. Alem. Se perdieron elementos secuestrados y las pericias fueron polémicas.
“La víctima declara y ubica la casa del primer acusado al lado de la del imputado y el patio debajo de una planta de uva como el sitio del abuso (…) La psicóloga le pregunta dos veces si alguien más la violó y ella responde: no”.
Ozuna resaltó además respecto a la retracción cuatro meses después de la menor: “La gran mayoría de los niños que se retractan dijeron la verdad cuando originariamente revelaron el abuso, pero después puede ocurrir que tengan sentimientos encontrados sobre su abusador y sobre lo ocurrido como resultado de su divulgación”.
La víctima declaró durante el debate ante el Tribunal y afirmó que fue abusada por el imputado y que no recordaba haber sido atacada por otra persona o haber señalado a otro sospechoso. “También incorpora otro lugar del hecho. Su recuerdo de lo sucedido está distorsionado: ¿No podrá estar distorsionada su percepción del autor?”.
“En el debate señaló que el hecho fue en la pieza del acusado y esto jamás apareció en sus relatos en Cámara Gesell ni ante la psicóloga que la asistió (…) El testimonio de la víctima (en el juicio) contiene varias contradicciones con las manifestaciones anteriores a lo largo de la investigación, restándole fuerza convictiva a esta evidencia con la cual se construyó el caudal probatorio en contra del acusado”.
Remarcó, en cuanto a concepto positivo del acusado, que la madre del primer apuntado por la víctima declara en el expediente y señala que el hombre absuelto ayer “es muy comprensivo, generoso y amable, muy querido por sus hijas y los chicos del barrio en general”.
A las 12.01 se leyó el fallo que absolvió al encartado, quien durante los días de debate -iniciados el miércoles 28 de septiembre- se quedó sin trabajo nuevamente. El patrón tuvo que reemplazarlo para continuar su labor informal y que su pareja debió amasar el doble de pan para que sus hijas pudieran comer, para que todos pudieran comer.
Ayer dos de ellas lo acompañaron en el momento crucial. Pudieron viajar desde Cerro Azul y regresar con su padre, en silencio y abrazadas, gracias al dinero que el defensor oficial les facilitó de su bolsillo.