La piedra de Rosetta es una estela incompleta de granodiorita gris y rosa que data del año 196 antes de Cristo, que presenta un decreto sacerdotal sobre el rey Ptolomeo V de Egipto. El texto está en tres versiones diferentes: jeroglíficos, escritura demótica y griego, cosa que ayudó inmensamente a descifrar por fin los jeroglíficos egipcios.
La piedra fue descubierta en Port Saint Julien, el-Rashid (Rosetta), en el delta del Nilo de Egipto, en 1799 por Pierre François Xabier Bouchard. Éste era un oficial de ingenieros del ejército de Napoleón y extrajo la piedra de una vieja pared que estaban demoliendo como parte de los trabajos de construcción del fuerte Julien.
Cuando se dieron cuenta de su importancia, mandaron la piedra a Alejandría, donde se hicieron moldes y copias.
Más tarde los ingleses se hicieron con la piedra y por eso el Museo Británico de Londres se convirtió en su hogar permanente.
Muchos eruditos trataron de usar la piedra para descifrar los jeroglíficos, pero el primero que identificó algunos y señaló la dirección en la que debían leerse los símbolos fue el inglés Thomas Young. Sin embargo, recién en 1822, tal día como hoy, el francés Jean-François Champollion descifró completamente el texto, al descubrir que los jeroglíficos eran en realidad un mezcla de elementos alfabéticos, determinativos y silábicos.
Por consiguiente, el significado completo de los jeroglíficos egipcios, perdido durante 1.600 años, pudo redescubrirse por fin.
La piedra mide 112,3 por 75,7 centímetros, con 28,4 centímetros de espesor. El texto consta de un texto jeroglífico de 14 líneas, uno demótico de 32 líneas y uno griego de 54 líneas.
Los jeroglíficos eran el lenguaje de los sacerdotes egipcios, la escritura demótica era la lengua común, y el griego se usaba con fines administrativos.
Dado que faltan porciones de la estela (específicamente las dos esquinas superiores y la esquina inferior derecha), ninguno de los textos está completo.
El texto hace referencia a un decreto aprobado por un consejo sacerdotal de Menfis que confirma el culto real del rey Ptolomeo V de Egipto, un año después de su coronación.
Empieza con un largo elogio sobre los logros y el buen gobierno de Ptolomeo V. Se dice que el rey ha traído mucha prosperidad a Egipto y que ha invertido grandes cantidades de dinero en templos, tanto para construir nuevos como para restaurar los antiguos, y ha proporcionado cereal al pueblo.
Los impuestos se han reducido o eliminado, y muchos prisioneros que antes estaban considerados enemigos del estado han sido liberados durante su reinado.
El rey también ha aplastado a los enemigos de Egipto, y se menciona una campaña específica contra una fortaleza enemiga, que cayó gracias a la contención de los canales, cortando así el suministro de agua de la ciudad.
Para honrar todos estos actos, se erigirá una estatua del rey con diez diademas de oro en todos los templos, llamada “Ptolomeo, defensor de Egipto”, que será atendida por los sacerdotes tres veces al día. Se lo reconoce como el dios Ptolomeo Epífanes Eucaristos y como amado por Ptah.
El cumpleaños del rey y la fecha de su coronación se celebrarán como festivales con libaciones, sacrificios y festines, y, de la misma manera, el último día y el 17º día de cada mes serán días de celebración en honor del gran gobernante, querido por los dioses, Ptolomeo V.
El texto concluye diciendo que estos decretos deberán escribirse en piedra en tres textos -sagrado, documental y escritura griega- y que las piedras deberán instalarse en todos los templos junto a la estatua de este gran rey que vivirá para siempre.
Fuente: World History