En las últimas horas el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA) anunció un nuevo paro que empeorará la escasez de cubiertas que está sufriendo el país, en reclamo de mejoras salariales y cambios en las condiciones de trabajo.
Según lo que informaron a Infobae las empresas del sector, los paros serán de 8 horas por día hasta el lunes, momento en que se llevará a cabo una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo, tras la vigésima del día de ayer, que volvió a fracasar una vez más.
Las medidas de fuerza se están llevando y continuarán en las tres plantas fabricantes de neumáticos del país (Fate, Pirelli y Bridgestone) y están haciendo que la producción baje y, por lo tanto, los precios suban.
A este conflicto se suman los problemas de las importaciones, como ocurre con otros sectores de la economía en un contexto de escasez de dólares en el Banco Central.
En este contexto, Infobae salió a relevar la situación que se vive en las gomerías porteñas, para conocer qué es lo que está pasando en los comercios de atención al público, qué faltantes hay, cómo está los precios, y qué alternativas buscan los argentinos para mantener sus vehículos en condiciones.
Nacionales o importados
“El faltante de neumáticos se está sintiendo fuerte en el local -dijo el mecánico de una gomería del barrio de Boedo- falta mercadería y los precios están muy caros, aumentan todo el tiempo”.
El dueño de otro taller indicó además que los precios de los neumáticos aumentan entre un 7 y un 10% cada mes. Hay que recordar que el conflicto entre Sutna y las fábricas comenzó hace más de cuatro meses y ya se prevé que continúa hasta mediados de este mes.
“Y hay algunos modelos de neumáticos, sobre todo las que van para el Volkswagen Gol, Fiat Cronos, Honda Hylux y el Nissan Frontier, que no hay, es muy complicado conseguir, y si llegas a conseguir, al cliente le puede costar cerca de $80.000”, indicó el dueño de la gomería, quien dijo que en caso de tratarse de una cubierta importada, el precio puede llegar alrededor de los $95.000 pesos.
En la Gomería Caballito, ubicada en el barrio que le da el nombre, el encargado indicó que su comercio está teniendo sobreprecios del 60%, “un neumático que costaba $50.000 ahora lo tengo que cobrar $80.000, eso si hablamos de industria nacional, importados pueden salir muchísimo más, cerca de $95.000 pesos”.
Emparchados
Ambos mecánicos manifestaron que en estos meses volvió una práctica en las gomerías argentinas que si bien no había dejado de existir, se había vuelto mucho menos frecuente.
“Volvió la compra de neumáticos usados, emparchados grandes, cambio de cámaras”, dijeron en la gomería Caballito, y agregaron que “la gente de clase media está arreglando las cubiertas, gente que antes compraba nuevas hoy prefiere arreglarlas o conseguir usadas”.
Por su parte, en un local de Parque Chacabuco coincidieron en que cada vez más clientes eligen poner un parche en vez de comprar una cubierta nueva, de hecho dijeron que “la mayoría hoy en día pone parche o buscan usados, poca gente viene y compra neumáticos nuevos”.
En este local, los parches cuestan desde los $1.600 si se trata de una cubierta Runflat (neumáticos reforzados que permiten seguir rodando durante una cierta distancia a pesar de haber pinchado), desde $1.200 si se trata de un auto Ecosport o similar, desde $1.000 para automóviles normales y desde los 900 pesos para las motocicletas, pudiendo variar el precio en cada caso y según el tipo de trabajo que debe realizarse.
Producción casi invisible
El dueño de la empresa Fate, Javier Madanes Quintanilla, afirmó la semana pasada que el “precio de los neumáticos es una estafa absoluta” y adjudicó la situación a la combinación de trabas para la importación y problemas de producción por problemas sindicales en las plantas.
“Le va a ser más fácil encontrar restos del Arca de Noé que neumáticos”, aseguró el empresario al ser consultado por la situación del mercado. También indicó que su planta industrial de San Fernando produce solamente al 40% de su capacidad total por un bloqueo sindical debido a reclamos salariales.
Para el dueño de Fate, el panorama no parece encontrar un cauce y existe “una situación de neo-anarquismo” en el que la producción se vuelve casi inviable.
El reclamo sindical, por cuestiones salariales y el régimen de trabajo en el sector, se inició en mayo y aún no tiene solución a la vista.