Las próximas horas en torno al juicio oral a Alejandro Guillermo Esteche, acusado de “abuso sexual ultrajante, seguido de muerte”, tendrán la misma intensidad que las siete jornadas de declaración de testigos e incorporación de pruebas desplegadas hasta el miércoles ante los camaristas que integran el Tribunal Penal 1 de Posadas.
La lista de 32 testigos se cerró con cuatro declaraciones, una de ellas incorporadas por lectura, las tres restantes por personas que concurrieron a la citación de los jueces Viviana Cukla, César Antonio Yaya y Ángel Dejesús Cardozo.
En cuanto a las alternativas que barajó la defensa del encartado y la acusación del fiscal Martín Alejandro Rau, ayer apuntó el debate a la voz de Hugo Martínez, el primer detenido por los investigadores policiales como posible autor del ataque a Irma Ferreyra Da Rocha (47) en inmediaciones a la colectora de la autovía ruta 12 en el barrio Villa Bonita de Garupá.
El changarín relató que estuvo dos veces demorado en la comisaría Quinta, el sábado 16 de diciembre por la tarde y el domingo a la noche, poco después que se comunicara el óbito de Da Rocha en el Hospital Ramón Madariaga por septicemia generalizada provocada por la rama de 58 centímetros que le introdujeron por el ano y que le desgarró hasta el lóbulo del pulmón izquierdo.
Martínez relató lo que recordaba de hace poco más de cinco años y ocho meses, y luego dio precisiones con las respuestas al fiscal y al abogado de Esteche, Edgardo Cabrera Germian.
Aseguró que el viernes 16 de diciembre de 2016 por la tarde, tras regresar a su casa de la visita a su padre en Corpus, estuvo al lado de su inmueble en un kiosco y a pocos metros de un lavadero de automóviles sobre la avenida Las Américas de Garupá.
Un almacenero y una kiosquera que declararon también ayer, afirmaron que lo vieron en la zona, que lo conocían como vecino y que nada extraño habría realizado.
En cuanto a la testigo, relató que abrió a las 19 el kiosco y permaneció vendiendo bebidas, entre otras cosas, hasta las 4.30, horario habitual de labor a esa altura de la semana y época del año.
Martínez explicó que bebió con muchachos conocidos en el lavadero lindante al kiosco y a su hogar. “Charlé y tomé cerveza hasta las 3 del sábado y me fui a dormir. A las 11 me levantaron porque la policía me buscaba. Me llevaron a la comisaría Quinta hasta la tarde y no pude llevarle a mis hijos una tele que le había comprado”.
“El domingo me enteré que la señora (Irma Da Rocha) murió y me volvieron a buscar y detener. Ahí me pusieron en un calabozo y cuando hablé con el juez y le expliqué que no sabía nada, este ordenó que me liberen de inmediato”.
Consultado por el fiscal Rau, Martínez aclaró que no habló con otras personas en la comisaría que no fueran el juez Carlos Giménez (entonces titular de Instrucción 7) y los investigadores. “No hablé con nadie de la familia de Esteche, estuve en la celda y ahí si reconozco que la pasé mal porque me pegaron por todos lados, eso te hacen ahí adentro”.
Vale recordar que Irma Da Rocha, durante las 33 horas que luchó por sobrevivir al dolor en el Madariaga, alcanzó a contarle a los investigadores policiales de la Quinta y de la Unidad Regional X, que fue al baile y conoció a un muchacho alto que frecuentaba el lavadero “MyM” de la avenida Las Américas. La descripción física que alcanzó a recordar y pudo expresar antes de fallecer el domingo a las 13, lo describieron con similitudes a Martínez. “Supongo que porque la señora vivía cerca pensaron que fui yo”.