Al menos catorce trabajadores que eran explotados en una forestación fueron rescatados en una estancia cercana a la ciudad fronteriza. Todas las víctimas eran oriundas de San Javier, Misiones, y permanecían en una vivienda muy precaria, no tenían acceso a luz eléctrica, agua potable, baños, ni agua caliente. De hecho, consumían agua contaminada con los químicos empleados para la extracción de resina.
Como si fuera poco y a pesar del frío intenso, no tenían abrigos y debían dormir en colchones en mal estado que estaban apoyados sobre la tierra.
Según las primeras averiguaciones, a los trabajadores les pagaban salarios muy por debajo del monto establecido por el convenio del sector y el salario mínimo, vital y móvil. La explotación se hacía aún más evidente porque cumplían jornadas laborales que superaban el máximo legal permitido.
El calvario habría comenzado aproximadamente desde el mes de julio de este año.
La investigación y el procedimiento de rescate
El Juzgado Federal de Paso de los Libres a cargo de Gustavo Fresneda, ordenó el viernes pasado a pedido del fiscal Aníbal Martínez, el allanamiento de la estancia “Don Enrique”, ubicada en el kilómetro 493 de la Ruta Nacional 14. Allí identificaron a 14 personas que se encontraban en condiciones inhumanas víctimas de explotación forestal.
En el operativo intervinieron profesionales del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata del Ministerio de Justicia de la Nación, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) seccional Posadas, la Dirección del Comité Ejecutivo de Lucha Contra la Trata de Personas (Delegación NEA), la Dirección Nacional de Migraciones (Delegación Corrientes y Paso de los Libres), el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (delegación Chaco), la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Corrientes y Paso de los Libres) y Aguas de Corrientes (oficina Paso de los Libres).
A la deriva
La causa se conoció el sábado 6 de agosto, tras un llamado telefónico que recibió la Guardia de Prevención del Escuadrón 7 Paso de Los Libres de Gendarmería, en el que un hombre contó que él y otras personas habían sido trasladadas desde la provincia de Misiones “para trabajar en el campo” y después fueron abandonados frente a la “Estancia Enrique”, cerca de la localidad correntina de Bonpland.
Aseguró que se encontraban a la deriva, con miedo, y aportó un número telefónico para que los contactaran. Fue entonces que la guardia de prevención informó a la Unidad de Procedimientos Judiciales de Gendarmería Nacional sobre la problemática.
Luego, una patrulla motorizada, con personal y medios de la Gendarmería Nacional se dirigió al lugar para constatar la existencia de la estancia y de las personas mencionadas. Los efectivos encontraron un predio con diferentes campamentos de distancias considerables entre sí, donde permanecían los trabajadores.
Al ser interrogados, todos afirmaron ser oriundos de San Javier, localidad de la provincia de Misiones, y detallaron que habían arribado al lugar una semana antes y que las condiciones en las que se encontraban no eran las que les habían prometido.
Relataron que la persona que les ofreció el trabajo les había dicho que tendrían ganancias de, aproximadamente, 100 mil pesos. Sin embargo, por los dichos de los otros trabajadores del predio, tuvieron conocimiento de que las ganancias rondaban aproximadamente los 40 mil pesos, dado que se les paga quince pesos por metro de madera.
Los trabajadores no contaban con abrigos y cocinaban sobre brasas. Expresaron que algunas de las personas que se movían por la estancia estarían armadas, porque cazaban animales silvestres -que en ocasiones cocinaban allí-, y explicaron que esa situación les generaba “miedo”.
En cuanto a la actividad laboral, indicaron que las jornadas comenzaban a las 6.00 hasta finalizar los trabajos. Debían trasladarse caminando por alrededor de tres kilómetros hasta los asientos donde realizaban la tala de árboles o cortes.
Las víctimas declararon que habían llegado a través del transporte Crucero del Norte, y que el valor de los pasajes les iba a ser descontado de los salarios, al igual que los gastos de comida, uso de maquinarias o herramientas, e incluso de la electricidad consumida.
Por último, relataron que tuvieron una única entrevista con la persona que se presentó como el responsable del lugar y que en esa oportunidad, les habló con una actitud amenazante y les dijo a dos de ellos que no podían salir del lugar hasta haber cumplido al menos treinta días de trabajo.
Fuente: Diario El Libertador