Que tus rayos me acompañen todo el día.
Que en cada amanecer que no te vea, el recuerdo de tu luz permanezca en mí.
Que la luminosidad de los colores a través de tu mirada no se opaquen nunca.
Que a pesar de los contratiempos de la vida pueda sentir tu calor siempre en mi corazón y que sea siempre lo que me guíe.
Que pueda yo igual que tú amanecer cada día, siempre radiante y plena de energía para vivir la experiencia de la vida.
Que si un día estoy nublada pueda recordar tu luz sabiendo que también está dentro de mí.
Que no flaqueen mis fuerzas, que tan sólo el recuerdo de tus rayos pueda elevar mi energía y así mi mirada de amor regrese.
Que tu claridad y transparencia se hagan una conmigo.
Querido sol, cómo sería la vida sin ti, cómo serían los colores sin ti. ¿Qué tipo de creación la naturaleza desarrollaría sin tu presencia?
Que pueda yo disfrutarte cada día al amanecer sabiendo que el atardecer me traerá por la noche la reflexión hasta un nuevo amanecer y así un nuevo despertar.
Que pueda ser dentro con es afuera. Te veo te siento y sé que soy parte de un entretejido mayor.
Eso se llama sistema.
Aprendí que sólo tengo que cumplir con mi parte.
El resto lo dejo en tus manos. Así es mucho más llevadera esta vida de opuestos.