Durante su reciente visita a la capital provincial, de donde es oriundo, el sacerdote y abogado jurista civil y eclesiástico Aníbal Soutus, recibe numerosas inquietudes respecto a la invasión rusa a Ucrania, donde reside de manera ininterrumpida desde hace cinco. Es por eso que decidió ofrecer una charla a la comunidad a fin de clarificar sus ideas sobre la situación.
Si bien no maneja información confidencial, “soy un testigo de la situación. Todo lo que aporté y expliqué es información pública, pero tengo la suerte de poder identificar a las fuentes que son genuinas, porque hay mucha desinformación sobre el tema”, aclaró a Ko’ape previa a la charla desarrollada en la parroquia católica ucraniana de rito bizantino “San Vladimiro”.
Indicó que “lo noto y, es parte del sistema en que vivimos, es que al inicio de la guerra había mucha información, los medios tenían corresponsales en Ucrania, pero con el paso del tiempo las prioridades fueron cambiando, como sucedió en Argentina, con los problemas sociales, económicos, los cambios en el gabinete”.
Sostuvo que la invasión de Rusia sobre Ucrania tiene una lógica interna. “La guerra en sí, está dividida en etapas que son bien claras. Y en este momento, está en una etapa muy especial”, acotó.
Contó que allá por 1991 estaba en Roma, donde había concluido su tesis sobre derecho canónico, y justo Mijaíl Gorbachov estaba haciendo la reforma política y económica denominada “perestroika”, destinada a desarrollar una nueva estructura interna de la Unión Soviética. “El expresidente estaba visitando Europa, tratando de reformar la Unión Soviética, y uno de los temas era la libertad religiosa, punto candente para los ucranianos porque en 1946 Stalin había destruido la iglesia católica ucraniana, cuya fe profesaban los inmigrantes que llegaron a Misiones, arrestó a todos los obispos, y la iglesia tuvo que funcionar en la clandestinidad. Gorbachov se reunió con el entonces Papa Juan Pablo II, a quien aseguró que la libertad religiosa iba a estar garantizada y salió un Decreto desde Moscú, que las comunidades se podían registrar legalmente en el país. La iglesia podía ser parte legalmente de la todavía sociedad soviética. En ese contexto, el metropolita Josyf Slipyj fue liberado, y el jefe de la iglesia greco-católica, Myroslav Ivan Lubachivsky, que estaba en Roma, hizo su retorno oficial a Ucrania”, comentó.
Y desde el grupo que estaba trabajando para volver, “me pidieron ayuda por al menos un año. Era joven, fui a Ucrania -ya había estado en otra oportunidad- y fue el momento del reencuentro. Me doy cuenta que Ucrania es parte mía, que en el fondo soy ucraniano, me siento en mi ambiente, no lo siento un país extraño. Viví seis meses cuando oficialmente era la URSS. En ese momento se hizo el referéndum para la independencia de Ucrania. Viví la independencia, la primera revolución, todas esas épocas. La vi crecer y soy parte porque tuve la oportunidad de participar tanto en la revolución anaranjada, cuando vence la democracia, y el Euromaidán, en 2014, donde derrocaron al presidente Víktor Yanukóvich, líder de la formación política prorrusa que, en realidad, escapó por ser ladrón”.
A su entender, ahí empezó el gran momento histórico que, desgraciadamente, desembocó en la guerra. “Todas las guerras se pueden evitar, pero esta tiene una génesis, una historia, y la guerra con la Federación Rusa entró en la fase de armamentos en 2014. Estábamos viviéndola, solamente que era localizada en una región, en un mismo lugar, pero se peleaba, se moría. El resto del país seguía su vida normal”, aclaró.
En febrero de 2022, llegó el momento en que “las tropas rusas entraron por todos los frentes, con todas las armas a disposición. La mayoría de la gente no creía que eso podía suceder. Hay explicaciones, hay motivos. Para mí es muy clara la lógica, la dinámica. ¿Por qué se da esa guerra?, ¿por qué Putin toma la decisión? En el fondo su lógica era muy racionalista. Pero, haciendo los números, la guerra, los ejércitos, no es matemática. Uno puede tener cien hombres y, el otro, dos o tres, pero una guerra nunca es predecible. Y eso quedó demostrado en el gran golpe, el cimbronazo que se dio en Europa. Con mi familia, tuvimos que abandonar la casa que tenemos en Kyiv. Tomamos la decisión de salir de Ucrania con las cuatro valijas que pudimos hacer. Como desde hace varios años estaba haciendo un trabajo en Roma, tenía el permiso de permanencia en Italia. Hace unas semanas volvimos a casa y en breve lo haremos de forma definitiva. Kyiv está volviendo a la vida normal, hay toque de queda, escasez de combustible, faltante en los supermercados, pero hay que volver a la normalidad”.
Manifestó que en estos seis meses de guerra emigraron casi ocho millones de personas, en su mayoría ancianos, mujeres y niños. Los hombres, de 19 a 60, no pueden salir del país, salvo por un motivo especial. Al primer mes, 150 mil hombres, que antes de la guerra estaban trabajando en Europa, dejaron sus puestos y dijeron, “siento que tengo que volver para defender a la patria”, y retornaron para incorporarse a las filas del Ejército. Mencionó que el de la Federación Rusa era un ejército grande, al que hacía años lo estaban modernizando, y tiene recursos financieros. Después de los Estados Unidos, son ellos los que más gastan en armamentos, en soldados, hacen el culto al ejército, junto a las armas los presentan anualmente en los desfiles militares, teniendo de base el armamento que heredaron de la Unión Soviética. Y tenemos a una Ucrania con un ejército mucho más pequeño (el país tiene 45 millones de habitantes) con las mismas armas de los rusos. “Nuestros soldados son personas normales, que tienen su familia, tienen amistades. Significa que hay valores mucho más fuertes, que afloran en los momentos difíciles. Defender a la Patria, a su tierra, a su familia. Estoy sorprendido porque tengo a muchos conocidos en el frente de batalla”, agregó.
Todo controlado
Para Soutus, que observa los medios argentinos que se pueden ver por internet, “realmente no entienden la guerra y la interpretan de manera muy superficial. No tenemos que olvidar que la Federación Rusa tiene una estructura de propaganda. Cuando se inicia el conflicto bélico y empieza la defensa de Ucrania, una de las primeras medidas que toma Putin es aumentar considerablemente el presupuesto de propaganda para la desinformación. Putin es la expresión de un consenso que hay en medio de esta sociedad que tiene controlado en un 100% a los voceros que repiten lo que viene elaborado desde los servicios secretos. No existe la prensa, y la gente está adoctrinada. Es una guerra clara. Más de 150 mil soldados entrando a otro país libre, y Putin la llama Operación Especial”.
Para el nacido en el barrio Villa Urquiza, hablar de la guerra es hablar de aberraciones, de miles de heridos, de la muerte de alrededor de 400 niños, violaciones, robos, torturas, saqueos, en los que se llegan a extremos de crueldad. “Son ladrones. Las cámaras de los centros de expedición de encomiendas, mostraban cómo mandaban a sus familiares toneladas de paquetes, hasta los inodoros. Putin con esta guerra mostró el verdadero rostro de Rusia, que es un país riquísimo, pero donde todas las riquezas están concentradas. Hay dos ciudades que viven holgadamente, Moscú y San Petersburgo. Pasando 50 kilómetros hay ciudadanos que viven sin gas, sin cloacas. Hay regiones de las que sacan el petróleo y los recursos naturales, que tienen mucha pobreza y es muy difundido el alcoholismo. Son gobiernos regionales, condescendientes, donde sus habitantes viven en el medioevo. La guerra mostró mucho de estos aspectos”, expresó.
Sostuvo que cuando el Ejército ruso se retiró de Kyiv, “quedó en evidencia la barbarie que cometieron. Porque ellos llegaron para quedarse, y para eso tenían que eliminar todos los elementos/patriotas ucranianos. Entonces hubo tortura, muerte. Había que limpiar el territorio con una metodología bien determinada. Y cuando se vieron obligados a irse, quedaron los pozos, los muertos en las calles. Es un horror ir a esos pueblos donde ellos quedaron un tiempo y pensaban que no iban a irse, al salir, quedó en evidencia la brutalidad. Entonces todos los países europeos, pudieron ver esta barbarie”. Según Soutus, Putin “quiere hacer creer que los ucranianos son rusos, que somos lo mismo, que la revolución se dio con un grupo de fascistas y hay que destruirlos. Y nada es así. En su mesianismo, quiere reconstruir la unión soviética porque, para él, el peor error fue haber terminado con ella. Quiere que Rusia, Bielorrusia y Ucrania sea el pueblo centro eslavo. Tratan de imponer la religión del Patriarcado de Moscú, que demostró que es simplemente un instrumento del gobierno, cuando un líder jefe de la iglesia apoya una guerra. El modo de retener a Ucrania, es invadirla y destruirla. No le quedaron argumentos. Pregona la propaganda dulce que somos hermanos, que somos eslavos, que debemos mantenernos unidos, y muchas personas de las regiones invadidas se preguntaban, ¿y si somos hermanos, entonces porqué nos sacaron las tierras?”.
“Cuando por razones personales vine a Posadas, me hacían preguntas, y surgió la posibilidad del encuentro. Aprovechando mi estadía, invitamos a la comunidad y a los interesados, a fin de hacer una presentación y a responder preguntas”.
Para el sacerdote y abogado, que cursó estudios en la Escuela 106 y en la Normal Mixta “Estados Unidos de Brasil” está claro que, a seis meses, “estratégicamente, Putin ya perdió la guerra. Una de las razones por las que dijo que invade es para que Ucrania no ingresara a la OTAN. Pero dos grandes países que están en sus narices, ingresaron recientemente. Es decir que el primer objetivo de la guerra, ya fue perdido. El segundo objetivo era desmilitarizar Ucrania, cuando ahora se convirtió en el país más armado que puede haber. Pero el gran drama es que Putin no puede reconocer el error. Y al no poder reconocerlo, hay que seguir. Esta es una guerra que la prepararon durante años, y el as en la manga de los rusos es el sistema de distribución del gas. Años y años endulzaron a tres grandes países europeos (Italia, Alemania y Francia) proveyendo el gas a buen precio, influenciando en la política, creando el gasoducto. Putin recibe mil millones de dólares diarios de la venta del gas, lo que hace que pueda seguir dando batalla. Ninguno de los países europeos reaccionó en la medida justa cuando ellos tomaron Crimea. Ucrania siempre dijo que el gas era un arma. Ahora todos se dan cuenta”.
Un frasco con pepinos
Narró que, como el Ejército de Ucrania es chico, inmediatamente se crearon los grupos de autodefensa territorial. Así, en cada pueblo, los hombres ofrecieron sus armas, el Ministerio entregó a quienes no las tenían y, en un trabajo conjunto con los efectivos, tomaron el control del territorio local. Colocaron las barreras de entrada, los bloques de control, y están atentos día y de noche. Y en ese contexto hubo muchos actos de heroísmo, pero también surgieron anécdotas, algunas de las cuales producen risa. Los rusos estaban bombardeando un edificio de cerca de 20 pisos y, por lo general, son los drones los que corrigen la artillería. Una mujer vio desde la ventana un dron ruso y lo primero que agarró fue un frasco de pepinos encurtidos, que, al impactar, lo tiró al suelo.
“Argentina me dio mucho. Acá quedan los mejores recuerdos de mis padres Constante y Paulina, acá fui joven, crecí, me eduqué. Pero considero que, desde el punto de vista genético, soy ucraniano, no tengo mezcla de sangre. Esta iglesia -la San Vladimiro- era la referencia donde mantuvimos la identidad, el idioma estaba un poco perdido, pero lo perfeccioné, aunque es mío porque siempre lo escuché, en casa siempre se hablaba. Es el idioma más lindo y dulce que hay”.
Explicó que el plan maestro de Putin fue hacer una operación especial, haciendo ataques masivos en todo el país, con el fin de producir un shock psicológico, y rodear la capital. Incluso, antes de la guerra, había grupos comando que escondidos en el centro de Kyiv. “El objetivo era que salieran durante el primer día de guerra y eliminaran al presidente y a miembros del Gobierno. En su lugar, pondría a Yanukóvich o a algún otro “títere” que tuviera preparado, tomaba el comando y, teóricamente Putin se retiraba. Entonces, el supuesto presidente debía pedir ayuda a Rusia. Pero esta idea que Kyiv caía en tres días fue un grueso error de los servicios secretos rusos. Era la versión que circulaba, y cuando Ucrania pidió armas no se las dieron porque tenían temor que el armamento, de acuerdo al vaticinio, quedara en manos de los rusos. Fue entonces que decidieron darle los Javelin, misiles antitanque portátiles, que tienen una distancia máxima de seis kilómetros. Finalmente, resultó ser un elemento estratégico junto a los drones no tripulados”, describió el hermano de Marta y de Hugo, que residen en los Estados Unidos.
De acuerdo a lo señalado por Soutus, Rusia está ante un gran problema y está buscando negociar. La guerra ya se entró en la tercera fase, y están dadas las condiciones para que Ucrania expulse a todos los rusos de su territorio. “No podemos permitir tratado alguno porque es una distracción”, aseguró. Y enseguida recordó que, aun entre tanta desolación, hay postales que causan risa. “Era clásico que los campesinos con sus tractores engancharan los tanques. Putin empezó la guerra muy tarde porque estaban las olimpiadas de Pekín y, como él necesitaba el apoyo de China, debía esperar el cierre de los juegos. En ese tiempo, la nieve se derritió y la tierra negra recibió mucha humedad, convirtiéndose en barro, en el que pueden transitar autos livianos, pero no tanques”, graficó.
“Ellos tenían que utilizar las vías principales. Había una columna de pertrechos de 60 kilómetros donde se encontraban las armas. Esa columna entra, los locales la dejan pasar, y luego hacen volar un puente por delante y otro por detrás. Si hubiese sido invierno, podían desviar el recorrido y seguir el camino, pero no pudieron salir. Cuando se estacionaron, salieron a volar los drones que destruyeron los camiones cisterna, de aprovisionamiento y sistemas sofisticados de defensa aérea. No tenían combustible ni comida, por lo que los soldados rusos salían a pedirla. Ese fue un error garrafal. Los que habían sido tomados prisioneros dijeron que les habían dado comida para tres días, que estaba vencida”, continuó. En esa primera etapa fue donde más tropas de elite murieron y otros escaparon por Bielorrusia, “a lo que Putin llamó un gesto de buena voluntad. Ahí se reagrupan, y empieza la preparación para la segunda etapa”.
Según Soutus, aunque no se justifique, la guerra aportó elementos positivos para la sociedad ucraniana. Entre ellos, descubrir que existe un patriotismo fuertísimo, la unidad del pueblo, y de romper el mito de Rusia, “porque fueron años de adoctrinamiento para hacer creer, tratar de convencer, de incorporar e impulsar que se hable ruso. Jugaron mucho con la psicología de la gente, y todo eso cayó. Aunque parezca absurdo, a Putin habría que hacer un monumento porque fue quien produjo esa ruptura”.
Y la fe y la fuerza de la oración fueron ingredientes fundamentales para sostener a las tropas. “Nuestra iglesia tiene una red de capellanes militares y hablando con ellos, me contaban que en el frente de batalla no hay ateos, todos entienden el valor de la vida. La gran diferencia con los soldados rusos, es que ellos vienen a pelear a otro lugar, entonces no están motivados a mantenerse, sienten que están perdiendo, se dan vuelta y se van. Para los ucranianos son actos de heroísmo. Hay personas que hablan de un espíritu combativo que hay en la fuerza que no viene solo de las personas, sino de una fuerza superior”, aseguró.