La gota de agua de lluvia que cae sobre la tierra seca se sentirá a gusto de incorporarse en tanta aspereza, partículas de arcilla, roca y polvo, basalto y resto de raíces molidas, ¿cómo se dará la tensión superficial y en la columna de agua, de tierra, de aire, de microorganismos?
Podremos ser observador, acto y actor de tremenda función en el escenario de la tierra, atravesando tres años de sequías, cómo se siente ser tierra seca, gota de lluvia demorada, árbol muerto, polvo en el aire, arroyo que no se ve, calor insoportable, nido vacío.
Sin embargo, en los últimos dos meses llovió normal dice la OPAD, entonces ¿qué pasa? Se vuelve esponjosa la tierra, turgentes las hojas y raíces, hay flores, frutos y mariposas, colibríes. Hay colores y esperanza, el agua elemento que representa la vida, junto al aire que representa al amor se entrelazan entre pasifloras y jazmines, se elevan por terrazas y pasillos, hay perfumes y alabanzas hay un calor de San Juan.
Resulta que muchas veces nuestras estructuras y andamiajes que usamos para formarnos y crecer con el paso del tiempo quedan obsoletos, nos encasillan y limitan, no nos permiten ver que hay más allá, no podemos acceder a nuevas maneras de ver las cosas y abordar la realidad que nos afecta tanto.
Por eso, y porque el cambio es necesario, sería interesante exponernos al traspaso de una gota de agua de lluvia que entra a la tierra seca, que, en una primera etapa, será recibida y pasará desapercibida.
Pero al rato, cuando el suelo comience a saturarse de agua, ocurrirá lo inevitable, la acumulación, contención, mejor dicho, una contención que se transforma en reserva, una reserva que permite contar con el recurso cuando cese la lluvia. Las ideas, los pensamientos, la inspiración.
Sería tal vez atrayente exponernos a tal fenómeno e ir tratando de sentir, de ser, la gota, la tierra seca, el suelo saturado, la humedad, la vida que vuelve, las posibilidades, el agua que se abre paso. Y saber que cuando las estructuras no nos permiten crecer y desarrollarnos, ya no sirven y tal vez sea momento de dejar que se disuelvan hasta desaparecer.