Todos tenemos aspectos que nos gustan de nosotros y aspectos que no. Cometemos errores todo el tiempo, aún los mismos errores como si no hubiéramos aprendido, pero por otro lado podemos ser maravillosos y brillamos con una luz singular, y es que somos perfectamente imperfectos.
Vinimos a este mundo a aprender y ser felices, y ser perfectamente imperfectos es lo que nos permite cumplir esa misión, porque vernos así, implica valorar lo que somos y también reconocer lo que nos gustaría modificar, para lo cual tendremos que recorrer un camino de aprendizaje, si es lo que deseamos.
Modificar lo que no nos gusta ya sea de nuestro físico o en nuestro carácter es un proceso que no se da de la noche a la mañana, pero que si aprendemos a transitar el camino valorando cada paso, puede ser muy agradable para nosotros e inspirador para las personas que están cerca nuestro.
Este proceso de cambio nos fortalece porque muchas veces los resultados no llegan en el tiempo esperado y esto nos ayuda a ser persistentes, y hace que el sabor de lo logrado sea aún más maravilloso.
Ser perfectamente imperfectos nos enseña que todos somos luces y juntos nos iluminamos más.
Cuando superamos algo que queríamos modificar y nos transformamos en lo que deseábamos ser, irradiamos nuestra luz y las personas que están a nuestro alrededor lo notan, y sin proponernos, podemos ayudar desde lo vivido, mostrando nuestro camino, para que otros también lo pueda lograr. El sabor de lo logrado se vuelve mas hermoso si sirve a otro para lograr sus sueños.
Pero además implica algo más grande y es aceptar aquello que no nos gusta y no está en nosotros poderlo cambiar.
Aprender a aceptarnos y amarnos tal cual somos, es la mayor lección y el mejor regalo que podemos hacernos a nosotros mismos.
Mirarnos con amor y poder rescatar todo lo maravilloso que somos, aceptando lo que no nos gusta tanto, nos transforma en personas felices, capaces de dar y recibir amor.
Como afirma Anxo Pérez: “Mejora en ti el ciento por ciento de lo que puedas mejorar, acepta en ti el ciento por ciento de lo que no”.