Aunque las mujeres tenemos la fama de ser más complejas que los hombres, parece ser que como líderes de equipos podemos ser muy efectivas y tener un efecto positivo en nuestro grupo de trabajo.
Un estudio de la Universidad Siglo 21 refleja que el 52% de los trabajadores valoran positivamente a su líder cuando es mujer y un 35,2% reconoce sentirse significativamente más feliz en equipos con dirección femenina.
En este marco, el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad desarrolló una investigación con más de 1.000 entrevistas, realizadas a varones y mujeres de entre 18 y 65 años, que permitió identificar diversas características que explican los resultados. Factores como la empatía, la colaboración y la capacidad de cognición social conllevan a que el 52% valore positivamente a su líder cuando es mujer (esta cifra se reduce a un 43,3% cuando su líder es hombre).
Los resultados obtenidos demostraron que las mujeres lideran con un estilo más democrático y participativo en relación con los hombres. De esta forma, el liderazgo femenino tiene directa relación con la satisfacción del equipo hacia el líder y con el bienestar del equipo y la organización.
• En números, el estudio refleja lo siguiente: El 35,2% de los trabajadores con líderes mujeres reportaron sentirse significativamente más felices que quienes tienen líderes hombres (28,8%).
• Casi un 40% de las líderes mujeres brindan mayor reconocimiento a sus equipos, es decir: elogios, aprobación y valoración por los resultados del trabajo y el esfuerzo realizado.
• Casi 5 de cada 10 trabajadores con líderes mujeres se sienten más satisfechos con el nivel de colaboración de sus compañeros de trabajo.
• Un 31,3% siente que los equipos con mandos femeninos son más creativos.
• Las líderes argentinas ejercen un estilo de liderazgo con mayor claridad de las metas (47,1% de satisfacción cuando la líder es mujer, contra 36,2%), en tanto que el nivel de feedback recibido es mayor en mujeres (40,4%) que en lideres hombres (33,8%).
En un ambiente, donde no hay competencia, ni rivalidades. Las mujeres que aprender a trabajar en equipo pueden optimizar al máximo sus tareas.
Tener el mismo género nos debería mostrar cómo ser más empáticas, asumiendo nuestro rol sin necesidad de opacar a otra, al contrario buscando apoyar a quien lo necesite para conseguir todo lo que se proponga.