Desde el regreso de la democracia, en 1983, los paros generales de la CGT fueron parte del folclore sindical. Una metodología desgastante que castigó particularmente a algunos gobiernos: de las 42 huelgas cegetistas que se hicieron hasta hoy, 27 tuvieron lugar durante administraciones no peronistas. Y en los años electorales, los gobiernos no peronistas sufrieron el doble de paros generales que los del PJ.
¿Qué dice el ranking hasta hoy?
Raúl Alfonsín sufrió 13 paros generales; Carlos Menem, 8; Fernando De la Rúa, 8; Eduardo Duhalde, 2; Néstor Kirchner, 1; Cristina Kirchner, 5; Mauricio Macri, 5, y Alberto Fernández, ninguno hasta el momento.
Los datos surgen de un informe elaborado por la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral y que vuelve a cobrar actualidad porque, en medio de la pelea del Frente de Todos y de la crisis socioeconómica, la CGT puso en marcha esta semana los mecanismos para realizar una protesta “por los derechos de los trabajadores” y “contra los formadores de precios” que puede consistir en una movilización o en un paro general, como admitió esta semana el cotitular de la central obrera Carlos Acuña (estaciones de servicio), enrolado en el barrionuevismo.
Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional y profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, es el responsable del informe sobre los paros generales, realizado en 2019, y que destacó a Infobae que a los presidentes no peronistas, la Confederación General del Trabajo les hizo el primer paro a los 275 días de iniciada su gestión, mientras que los mandatarios de origen peronista recién sufrieron una medida de fuerza general a los 1.108 días de haber asumido.
Ahora, según los cálculos de Bermolén, lo significativo es que Alberto Fernández se está acercando a esta última marca: lleva 939 días de gobierno.
Si se cumple el promedio histórico de los gobiernos peronistas, estaría más cerca que nunca de que el sindicalismo le dedique su primera huelga general.
Bermolén destacó otro dato sugestivo: a Macri le hicieron el primer paro general el 6 de abril de 2017, a 484 días de haber asumido, mientras que Alberto Fernández lleva 939 días invicto en ese rubro, aunque la mayor parte de la gestión del gobierno del Frente de Todos se desarrolló en medio de la pandemia, con prohibición de salir a la calle. Comparado con los 939 días de gobierno actual, a los 931 de iniciado su gobierno Macri ya sufría el tercer paro general.
Hostigamiento contra Alfonsín
El récord de paros generales lo mantiene Raúl Alfonsín: sufrió 13 protestas de ese tipo promovidas por la CGT en sus cinco años y medio de gobierno, siempre con el impulso de su titular, Saúl Ubaldini, el dirigente cervecero que representó la más dura oposición que tuvo la administración radical y detrás del cual se encolumnó un peronismo dividido (como casi siempre en la historia).
El mandatario radical tuvo su primer traspié con la frustrada sanción de la Ley de Reordenamiento Sindical, bautizada como la “Ley Mucci” por el primer ministro de Trabajo del alfonsinismo, Antonio Mucci, un ex dirigente gráfico.
Proponía una mayor democracia en los sindicatos, con la participación de las minorías y limitación de las reelecciones.
El proyecto se frustró por un solo voto en el Senado. Ese fue el comienzo de una relación tensa entre Alfonsín y el sindicalismo.
Los 13 paros se convirtieron casi en un acto de hostigamiento, aunque las dificultades económicas y sociales marcaron a fuego la gestión del primer gobierno democrático desde 1983.
Duhalde, De la Rúa y Macri
El analista político Rosendo Fraga sostuvo a Infobae que “los gobiernos radicales fueron los que más sufrieron este tipo de protestas porque así como Alfonsín enfrentó 13 en 5 años y medio de gobierno, De la Rúa sufrió 8 en dos años”.
“Esas dos administraciones tuvieron casi la mitad de los paros generales desde 1983, habiendo gobernado sólo la quinta parte del tiempo”, agregó.
A De la Rúa le tocó una feroz oposición sindical también por su programa económico y por el proyecto de reforma laboral que terminó con el escándalo de los sobornos en el Senado, que los dirigentes del PJ bautizaron “Ley Banelco”.
Curiosamente, Macri es el presidente no peronista afectado por menos paros generales: sólo 5 en sus cuatro años de gestión.
Para Fraga, “un nivel de protesta sindical algo menor que mostró mayor aptitud para lidiar con este tipo de problemática”.
Bermolén rescató otro dato interesante: el fundador del PRO sufrió la misma cantidad de paros generales que Cristina Kirchner en sus dos mandatos presidenciales (en sus primeros cuatro años, ninguno y todos se concentraron en la segunda parte de su gestión, cuando se produjo la ruptura con el jefe del Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano, el impulsor de todas esas medidas de fuerza generales).
En el informe de la Universidad Austral se destaca que el mandato de Macri superó el promedio de paros por días gobernados de Eduardo Duhalde (el presidente peronista con peor promedio de paros en relación a sus días en el poder): el dirigente de Cambiemos sufrió 5 paros generales en 1.238 días de gobierno, mientras que el referente del justicialismo bonaerense tuvo 2 paros en 509 días.
Piedad con los peronistas
Si se toma el indicador de “frecuencia de paro medido en días”, como se sostiene en el trabajo de Bermolén, De la Rúa es quien se llevó la peor parte con un paro general cada 92 días, y cierra la lista Macri, con un paro cada 292 días.
Fraga también hizo hincapié en que “los gobiernos peronistas han gobernado el 80% del tiempo desde 1983 y han tenido sólo la mitad del total de paros generales”.
El analista político e historiador, añadió algunos detalles significativos: “Los 10 años y 5 meses que gobernó Menem mostraron una situación diferente. En el primer mandato (fue de 6 años y medio) tuvo un solo paro general y en el segundo, en cambio, 4. El año y medio que gobernó Duhalde se registraron 5 paros generales, un nivel muy alto para un gobierno peronista”.
Según Fraga, esto “se explica por la convulsión social que generó la crisis 2001-2002. Con la llegada de Néstor Kirchner al poder, el 25 de mayo de 2003, la Argentina retorna al crecimiento económico. El santacruceño tiene en su haber un solo paro general en 4 años y medio de gobierno. Cristina Kirchner, por su parte, tuvo 5 en los 8 años de sus dos períodos”.
Calentando los motores
En este marco, destacó el director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, el gobierno de Alberto Fernández no ha tenido hasta ahora paros generales: “El fenómeno registra cierta relación con lo económico-social -sostuvo-. Los períodos de crisis, como fue la segunda parte del gobierno de Raúl Alfonsín, de Eduardo Duhalde y de Fernando De la Rúa, son los mayor intensidad de paros generales”.
Por eso no es casual que la CGT esté a punto de descongelar su espíritu de protesta al calor de una inflación galopante y de un creciente deterioro salarial.
Y, además, con un gobierno dominado por las peleas internas, la indiferencia hacia el sindicalismo y un horizonte de derrota electoral en 2023.
Hay otro fenómeno: esta “Corpo” sindical, debilitada por la caída del trabajo formal y el aumento de los trabajadores en negro, hace mucho que no logra concretar paros generales que hagan dar marcha atrás a los gobiernos para cumplir con sus reclamos.
Realizar una protesta extrema sin lograr transformar la realidad es el reflejo más palpable de la pérdida de poder del gremialismo.
Distintos presidentes ya se dieron cuenta de que pueden afrontar paros generales y desoírlos sin que se altere la gobernabilidad.
“En los 85 años transcurridos desde 1947 -como apuntó Fraga-, el peronismo ha gobernado la mitad del tiempo, pero desde 1989 lo ha hecho 27 de los 33 años transcurridos. Ha sido la mayor participación del sindicalismo en el poder de su historia”.
A los dirigentes gremiales no les gustará esa última conclusión: creen que justamente los resultados de los gobiernos han sido los que están a la vista porque marginaron a los sindicalistas del esquema de poder. Esa puja es la que otra vez se pondrá en juego, como en un loop irrompible e inconducente, con el primer paro general (o movilización) que afrontaría en breve el gobierno del Frente de Todos.
Sentando las bases
CGT1 y CGT2
La Confederación General del Trabajo (CGT) nació el 27 de septiembre de 1930 tras un acuerdo entre la dirigencia de los sindicatos socialistas y anarquistas de la época, a los que luego se sumaron los sindicatos comunistas.
Sin embargo, la unidad tuvo corta vida ya que cinco años después de su creación se dividió en la CGT Independencia integrada por socialistas y comunistas y a la CGT Catamarca, anarquista, que dos años después retomaría el nombre de Unión Sindical Argentina.
En 1942 se produjo otra ruptura que derivó en la constitución de la CGT1 y la CGT2.
Apoyo al golpe
Con la aparición en el escenario político del coronel Juan Perón se inició un proceso de reunificación que se extendió hasta el golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955, cuando la CGT fue intervenida y coexistieron tres agrupamientos, las 62 organizaciones peronistas, los 32 gremios autodenominados “democráticos” que apoyaban el golpe y los 19, de extracción comunista.
En el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962), una nueva escisión derivó en la constitución de la CGT de los Argentinos, cuyo lema era “Sólo el pueblo salvará al pueblo”, y la CGT Azopardo de los gremios que adherían al colaboracionismo.
Nacen la CTA y el MTA
Durante el tercer gobierno peronista volvió la unidad, hasta que la dictadura cívico-militar (1976), que intervino y disolvió la CGT, reavivó las diferencias entre combativos–el Grupo de los 25– y los capituladores de la Comisión Nacional del Trabajo.
El regreso de la democracia en 1983 restituyó la unidad, pero duró poco. Nacen la CGT San Martín y la CGT Brasil, conducida por Saúl Ubaldini.
En 1991, un grupo de gremios que se oponía a las políticas neoliberales de Menem abandonó la central obrera y fundó la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA).