Ante la sangría de reservas que se aceleró en los últimos meses, el Banco Central (BCRA) decidió restringir aún más el acceso a dólares para empresas importadoras y establecer una suerte de “súper cepo”. Una medida que podría derivar en numerosos problemas para el sector agropecuario.
Este proceso se da en un momento donde el aporte de divisas del campo es récord y se prevé que culmine el presente año en ese nivel.
Según informó este viernes la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), durante junio se liquidaron USD 3.815 millones, ingresando así en lo que va del año la friolera de USD 19.144 millones.
Por otro lado, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que las exportaciones de los principales complejos granarios alcanzarán los USD 41.442 millones este año, USD 3.393 millones por encima de lo despachado en 2021.
Pero esto no alcanza
Según un trabajo realizado por el consultor Salvador Di Stéfano, en el acumulado de los últimos 12 meses a mayo el país registró un cobro por exportaciones de USD 82.337 millones y de servicios por USD 7.176 millones, lo que da un total USD 89.513 millones en ingresos, pero, por el otro lado, el pago de importaciones y servicios asciende a USD 83.284 millones, que sumado al pago de intereses, dividendos y remuneraciones y a la transferencias de capital y financieras, alcanza los USD 92.776 millones.
Esto quiere decir que la balanza cambiaria argentina presenta un déficit de USD 3.264 millones.
Di Stéfano explicó que uno de los mayores problemas de la economía es que “no están entrando dólares para inversión en Argentina y todas las exportaciones no alcanzan a financiar a todo el mercado, porque los USD 82.000 millones apenas alcanzan para financiar el pago de importación y servicios”.
Para el especialista, si bien hoy se registran niveles récord de exportación, ese ingreso de divisas “no llega a cubrir todo. Además, lo que sale (dólares), lo hace con restricciones inclusive, ya que si una empresa tiene una deuda, el Gobierno sólo te da el 40% de los dólares que se necesitan, mientras que el restante 60% tiene que ser financiado. Esto quiere decir que sin esa restricción el saldo negativo sería peor”.
“Todo es más caro”
Si bien Di Stéfano entiende que esta medida es perjudicial para el sector importador y para aquellas actividades que dependen de insumos del exterior, destacó el impacto mayor en el sector agropecuario.
“Esta medida encarece todos los costos al campo argentino, por lo cual lo va a hacer menos rentable, derivando en una menor área sembrada. Van a subir los precios de todos los insumos y va a haber algunos que simplemente no se van a poder tener”, concluyó.
Desde el sector productivo, la medida no resultó llamativa, sino que da la impresión de que la esperaban. El director de la consultora Zorraquín+Meneses, Teo Zorraquín, consideró que esta nueva restricción es como “una mancha más al tigre, que siempre estuvo dentro de lo posible” y que se encuentra dentro de la “visión” gubernamental respecto a “la libertad de la economía y de la presión fiscal, que va a ir en deterioro en los próximo meses”.
Ajuste obligado
“Con los planes de negocios uno no puede volantear, porque los campos ya están alquilados y las semillas ya compradas. Uno puede hacer algún ajuste de tecnología obligado bajando alguna dosis de fertilizantes” (Zorraquín).
40%
Con este “súper cepo”, si hay que salir a comprar dólares bursátiles para poder importar, eso se va a trasladar al precio en 30 o 40%.
Más dólares para comprar lo mismo
En sintonía con Di Stéfano, el director de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), Sebastián Senesi, entiende que el impacto de la medida tomada por el Gobierno repercutirá en los insumos para el agro, especialmente en lo que refiere al abastecimiento y encarecimiento de fertilizantes y agroquímicos.
En el primer punto es donde se registran los mayores inconvenientes. Por un lado, Senesi marcó que en volumen las importaciones de fertilizantes muestran una merma interanual del 20%, mientras que el costo para adquirirlo creció mucho en dólares, sobre todo tras desatarse la guerra entre Rusia y Ucrania, al pasar de un promedio de USD 450 a USD 900, por lo cual, más allá de una reducción en las cantidades compradas, las divisas para importarlos crecieron de manera exponencial.
“Con el aumento en el precio de los fertilizantes, ya se iban a necesitar más dólares para comprar la misma cantidad y, así y todo, en volumen vamos un 20% abajo a la misma fecha del año pasado. Ahora con este ‘súper cepo’, si uno tiene que salir a comprar los dólares bursátiles para poder importar, eso se va a trasladar a precio, como también sucederá con los agroquímicos”, dijo Senesi y estimó que los mismos podrían tener aumentos del 30% al 40%, siempre que “se pueda importar”.
Por lo tanto, “puede ser que no haya o que se encarezcan” los fertilizantes, sobre todo para la campaña gruesa de granos, mientras que por el lado de los fitosanitarios la realidad es distinta, ya que existe un stock remanente de campañas pasadas “por lo que no tendría que haber problemas este año”.