La tradicional fiesta de San Juan, motivo de cada 23 de junio para que vecinos de Puerto Libertad se junten a compartir y divertirse con los habituales juegos y pruebas, como el cruce de brazas o el toro candil, se vio empañada por la presunta irrupción violenta del oficial a cargo de la comisaría quien decidió finalizar el evento, ya durante los primeros minutos del viernes 24 de junio, y no dudó en amenazar con denuncias contravencionales a quienes se opusieran. El jefe de la seccional perteneciente a la Unidad Regional V, fue denunciado por sus actos de violencia. Un matrimonio reconocido y bien conceptuado en Puerto Libertad, lo acusó formalmente por “violencia de género, lesiones y daños”.
Según las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el primer incidente se registró hace ocho días cuando un grupo de amigos, todos mayores de edad y que no estaban alcoholizados ni causaban molestias a nadie, se sorprendieron cuando apareció la camioneta de la comisaría y el oficial se bajó a increparlos y ordenar que se retiraran “de inmediato, porque, a su parecer, la fiesta ya había terminado y todos tenían que regresar a sus casas”, confió una de las voces referentes.
Los participantes en ese momento de una guitarreada y canciones decidieron quedarse un rato más entre otros motivos, porque no había alcohol sino que estaba relacionada a los juegos tradicionales paganos y religiosos. “Eran todos mayores, incluso jubilados”, amplió la fuente que apuntó que el jefe de la comisaría discutió y advirtió que los iba a nombrar en la exposición que iba a armar por una falta contravencional.
El martes pasado, varias de las personas que participaron en la celebración se presentaron en la comisaría porque habían recibido una citación por violar el código de faltas. Fueron a pedir explicaciones y una mujer de 53 años repentinamente, en medio de la discusión que se desató, fue atacada por el jefe policial. Al ver el acta por una falta contravencional exigió una respuesta y saltaron “los fundamentos” del oficial, nuevamente violentos y la mujer fue lesionada con maniobras de uso de la fuerza para reducirla en el piso, incluso su rostro expuesto a corta distancia de los genitales del uniformado.
Cuando estaba tirada en el piso con el brazo y una pierna torcidos por las manos del policía, el esposo intentó intervenir y de un literal “sopapo” el oficial le rompió los anteojos y lastimó la boca.
La intervención de los demás vecinos y efectivos de la seccional logró frenar el ataque y los involucrados se retiraron para buscar asesoramiento y una sala de emergencia para las curaciones.
Al día siguiente, las respectivas denuncias por “violencia institucional y de género” fueron presentadas con imágenes de las lesiones de ambas víctimas y la suma de testigos de los incidentes.
El jueves en tanto, intervino el director General de Seguridad, Carlos Roberto Kallus, para interiorizarse de los incidentes y tomar las primeras decisiones como autoridad de la fuerza de seguridad. Las denuncias serán investigadas por el Juzgado de Puerto Iguazú.