Acompañada por referentes de la asociación nacional “Madres en lucha”, y representantes de organizaciones defensoras de Derechos Humanos de Chaco y Misiones, Susana Pintos volvió a ratificar que es una mujer dispuesta en luchar hasta el final por su hijo Mauro Ramírez, soldado de 22 años encontrado con un balazo de fusil en el corazón el 26 de junio de 2003, en una garita de guardia del Destacamento de Monte 30 del Ejército Argentino.
Frente al Juzgado Federal de Posadas, en una plazoleta de la avenida Mitre casi calle Jujuy, Susana Pintos puso flores sobre la placa montada para conmemorar 19 años sin esclarecimiento de un hecho que está descartado como suicidio y que se sostiene cubierto por un manto de sospechas, de silencios forzados y de trajinar judicial, extremadamente, lento.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la madre del soldado Ramírez resaltó que mantienen confianza en la Justicia Federal. “Actualmente esperamos que el juez (Miguel Ángel) Guerrero llame a declarar a dos testigos que aportamos en mayo. Mientras tanto seguimos informando que continúa vigente una recompensa para obtener más información y que la causa seguirá caratulada como ‘violencia institucional’, que Mauro no se quitó la vida y que los compañeros que estuvieron, que convivieron con él, van a animarse a aportar todo lo que saben”.
“Cada vez que me pregunto cómo hago para seguir de pie, me doy cuenta que es porque tengo esperanza. Son 19 años ya de injusticia, pero no me queda otra opción que la esperanza. Voy a seguir apelando y recurriendo en el lugar que sea necesario. Mi hijo merece que se sepa la verdad, que hay testigos amenazados, pero que se tiene que romper ese manto de silencio, esa red de impunidad”.
Pintos es tajante para resumir: “Mientras los asesinos sigan libres, adentro o afuera del Ejército, voy a tener fuerza para luchar”.
“Hay un pacto de impunidad que se tiene que romper. Yo ya no tengo paz, estoy destrozada por dentro desde el 2003, pero no tengo nada que perder. Hoy (por ayer) fui a la garita del regimiento de Apóstoles donde mataron a Mauro y lo que se siente en ese lugar es indescriptible. Para nada fácil, se cruzan mil imágenes y todas tienen a un chico educado en valores, un hijo bueno que tenía proyectos por cumplir, amor por dar”.
“No creas lo que te digan”
Recordó también a este Diario que la hipótesis de suicidio de Mauro nunca fue creíble. “Por eso creo que hay un poder muy fuerte detrás que quiera el silencio sobre la verdad. Mi hijo me lo dijo varias veces y varios días antes: ‘Mamá, si me pasa algo malo, no le creas lo que digan’”.
Para Pintos, al expediente hay que sumar declaraciones de jefes militares que “digan la verdad”. “¿Por qué no se los investiga?”, remarcó.
“No acepto el no como respuesta a esto. El juez tiene que investigar y yo no soy la que tiene que decir a quién o quiénes o dónde. Esa no es mi función. No obstante, no pierdo mi convicción de que el homicidio se va a esclarecer, hay testigos muy cercanos a Mauro, que saben lo que le ocurrió y que pese a que están amenazados, van a romper el silencio”.
“La fuerza la tengo también de las otras madres que luchan por sus hijos. El amor de Mauro a mí me sostiene y todas luchamos porque ningún joven pierda su sueño y mucho menos que se lo trunquen por la fuerza”.
Mauro Ramírez tenía 22 años y había ingresado al Ejército. Su destino de labores fue el Regimiento de Monte 30 “Apóstoles”. El jueves 26 de junio estaba de guardia y lo encontraron muerto en un puesto de control. Las pericias descartaron el suicidio, por el tipo de arma y el lugar donde ingresó el disparo. De arriba hacia abajo a la altura del corazón.