A los fines de la medición técnica, el Gobierno se anotó ayer dos datos positivos: la baja del desempleo y el crecimiento de la actividad económica. Vistos así, se trata de dos componentes de la estructura económica nacional que deberían cambiar la percepción acerca de la crisis y también frenar su inercia.
Pero vistos al desnudo, no son más que datos técnicos que ocultan nuevas malas noticias. Porque si bien técnicamente el desempleo bajó y marcó así mejor índice desde el comienzo de la nueva serie del INDEC en 2016, en el terreno indica que uno de cada dos empleos que se crean es informal, con lo que la precariedad del trabajo en el país resulta ya muy evidente.
Desde el punto de vista técnico, también es bueno que la actividad económica siga creciendo… pero lo que oculta el índice sin contexto es que la desaceleración ya es inocultable. Después de crecer 4,1% en el tercer trimestre de 2021 y 1,9% en el cuarto trimestre de 2021, celebrar el 0,9% de ayer suena a estafa discursiva.
El dato, con contexto, habla de una economía en retroceso.