Este domingo es la Noche de San Juan, una fecha en la que no faltan las leyendas fantásticas, todas ellas unánimes al decir que es un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado del espejo”.
Se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición; braman los dragones y vuelan los “caballucos del diablo”; salen a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas. En definitiva, la atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta y es el momento propicio para sentir escalofríos, estremecernos, ilusionarnos, alucinarnos y narrar a nuestros hijos, nietos o amigos toda clase de cuentos, anécdotas y chascarrillos sanjuaneros que nos sepamos.
San Lucas narra en su Evangelio que María, en los días siguientes a la Anunciación, fue a visitar a su
prima Isabel cuando ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fue fácil fijar la solemnidad del Bautista en torno al 24 de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo.
La tradición religiosa dice que se encendieron hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia.
Desde entonces se señaló esta noche previa, la del 23, como la de San Juan, muy próxima al solsticio de verano en el hemisferio norte que ha heredado una serie de prácticas, ritos, tradiciones y costumbres cuyos orígenes son inmemoriales en toda Europa y se han extendido por muchos pueblos de América.
Lo paradójico del asunto es que el 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento de San Juan el Bautista, que en realidad no debería festejarse porque el dies natalis de los santos siempre fue el de la muerte.
San Juan dice que “sí” o que “no”
Entre las creencias populares, se encuentran aquellas pruebas para las personas que buscan pretendiente. Entonces, las fórmulas populares recorren de boca en boca varias generaciones.
Las gotas de vela: encender una vela, dejar caer en el agua algunas gotas del cebo derretido, interpretar las figuras que se forman.
Limones: a medianoche del 23 tomar una fruta del limonero. Si el limón es maduro, la chica se casará con un hombre maduro; si es verde, se casará con un joven.
Cuchillo clavado en el bananero: El 23 de junio, a mediodía (variante: a medianoche), se introduce toda la hoja de un cuchillo en el tronco de un banano. Al retirarlo al mediodía del día 24, se dice que las letras que aparecen indican las iniciales del que será novio o esposo.
Papelitos: colocar bajo la almohada en la noche del 23, unos papelitos con nombres de varones. Al despertar en la mañana siguiente, tomar uno de ellos y el nombre escrito allí será el candidato.
San Juan dice que “sí” o que “no”: escribir en papelitos estos decires y meterlos en una caja. Luego expresar un deseo, sacar un papelito, y allí estará la respuesta.
Manchas de tinta: el 23 a la noche dejar caer unas gotas de tinta sobre una hoja de papel, doblarla en 4 y ponerla bajo la almohada. Al levantarse, se interpreta el dibujito de la mancha del papel.
Preguntar el nombre: al levantarse el 24, preguntar en la calle, el nombre de la primer persona que pase. La inicial será también el nombre del futuro candidato.