Señora Directora:
No es la cantidad de armas que tengan los ciudadanos lo que determina la violencia de una sociedad. No por tener un montón de cuchillos en la cocina las familias se terminan acuchillando ¿Qué lleva a un adolescente a tomar la determinación de acabar con la vida de otros seres indefensos? ¿Por qué eligen este camino para descargar su tedio?
La violencia padecida en el hogar desde pequeño, hace que normalice esta conducta; en el caso el sujeto vivía con su abuela, a quien disparó primero, la violencia soportada en la escuela por los compañeros, tenía dificultades en el habla y había sufrido bullying, o por chicos del barrio, Dolto decía: “Donde el lenguaje se detiene, lo que sigue hablando es la conducta”.
A través del tiempo las personas van puliendo su temperamento, la contención emocional se vuelve imprescindible para asimilar las reglas morales, como dice el proverbio africano: “El niño que no sea abrazado por su tribu cuando sea adulto quemará la aldea para sentir su calor”. Quizá fue para ser reconocido socialmente sin importar las consecuencias, en una sociedad donde tener muchos amigos, seguidores, es lo importante, donde tener es más importante que ser, parecería que la cantidad hace a la calidad. La frustración social de ver a tantas personas en las redes sociales llevando vidas que parecen felices y no poder alcanzar estas metas.
Los juegos de la pc de combate donde la violencia se va internalizando cuando todavía no está madura la conciencia moral, se asimilan esas ideas para tener satisfacción. Podemos especular varias hipótesis que nos pueden llevar a pensar qué medidas tomar para vivir en sociedades más pacíficas; pero hay algo que Durkheim ya vio, que hay hechos sociales que son el resultado de un conjunto de factores que suceden en una sociedad que ejercen un poder sobre la persona individualmente y lo afecta directamente.
Un país que quiere la paz, debe vivirla, como dijo Gandhi no hay caminos para la paz, la paz es el camino, hay una consecuencia de tantos bombardeos a pueblos de Medio Oriente, de las torturas en Guantánamo, no le es ajeno a sus ciudadanos, por más de que pasen distraídos mirando series, jugando la play o viendo partidos de fútbol americano; aunque no se muestren en los medios de comunicación, los valores son atmosféricos, se pueden sentir, se contagian, se transmiten, si la palabra mueve, el ejemplo arrastra, lo que termina afectando a los individuos.
Si los líderes son violentos, imperialistas… ¿Por qué esperar otra cosa de la población?
Por Pablo Martín Gallero
DNI 26.741.852