Cada año se conmemora el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente para recordar esta fecha de 1972 en la que se celebró en Estocolmo (Suecia) la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente.
Ese cónclave ejerció una poderosa influencia sobre la opinión pública, reforzando la conciencia y comprensión de la fragilidad del medio ambiente y sus problemas.
Desde aquel día se trata de lograr una toma de conciencia colectiva con respecto a la importancia de preservar el entorno.
Estos principios constituyen un código fundamental de comportamiento humano para el presente y para los años venideros. Por ello, es necesario que todos los gobiernos y los pueblos del mundo asuman su responsabilidad histórica, colectiva e individual para velar por el legado de nuestro planeta a las generaciones futuras en condiciones que garanticen una vida digna.
Es responsabilidad de todas las personas ser parte activa en la defensa del medio ambiente, conscientes del continuo deterioro de la calidad de vida de la población. Lo lamentable es que el mismo hombre destruye el planeta, muchas veces por desconocimiento y otras por negligencia.
Son muchos los factores que influyen en la contaminación, no obstante, debemos tener la esperanza de que el pequeño grano de arena que podamos aportar día a día sirva para formar el gran proyecto global para fomentar actitudes nobles y adoptar medidas de acción directa.
Son necesarios también instrumentos legales relativos a la defensa del entorno y la lógica vigilancia de su aplicación.