Luego de dos años atravesados por la etapa más dura de la pandemia del COVID-19, el Cerro Monje de San Javier volvió a convertirse en espacio tradicional y religioso para las celebraciones de Semana Santa.
El reecuentro de los fieles en este lugar inició ayer desde las 19, con la peregrinación desde el pie del Cerro hasta el complejo, en cuya capilla se llevó adelante a las 20 la misa con lavado de pies, y después la adoración del Santísimo Sacramento hasta la media noche.
Así, las actividades continuaron este Viernes Santo, con el tradicional Vía Crucis viviente como el centro de atención, el cual volvió a realizarse luego de 24 largos meses. “En principio fueron dos años de mucha expectativa. Nosotros no tomamos esto como una actuación en sí, sino un servicio de oración, de reflexión para este día en el Cerro Monje“, comentó a PRIMERA EDICIÓN Lorena Altamirano, encargada de organizar la puesta en escena junto a su esposo Héctor Sena hace más de 15 años.
Se estima que alrededor de mil personas, que llegaron desde distintas partes de la provincia, se acercaron hasta Cerro Monje este mediodía. Entre oraciones y música, se revivió la pasión y muerte de Jesucristo, contada en cada una de las estaciones, y que contaron con las conmovedoras actuaciones de los integrantes de las comunidades católicas de la localidad.
Fue el obispo de la Diócesis de Oberá, Santiago Bitar, quien estuvo al frente tanto de la celebración principal como del vía crucis y de la adoración de la cruz.
Luego de más de un mes de trabajo y ensayos pudieron sacar adelante la actuación de la que participaron “entre 50 y 60 chicos actuaron, entrando y saliendo de escena, más toda la gente que está detrás“, apuntó Altamirano.
“No solamente están los que actúan, sino que hay toda una puesta de escena detrás, y están padres, hermanas, vecinos, que colaboran y están siempre apoyando el Vía Crucis viviente“, señaló.
Por último, la organizadora del Vía Crucis dejó una reflexión hace de estas fechas. “La resurrección de Jesús siempre está presente, y nosotros tenemos la posibilidad de resucitar en nuestros pensamientos y en nuestras actitudes. Que podamos dar ese paso que es la Pascua, que es lo que vamos a celebrar el domingo, dar ese paso y poder renovar todas nuestras metas, proyectos y futuro“, indicó.
Tiempo para cumplir promesas
Muchos de los fieles aprovecharon el momento para pedir y agradecer sobre cuestiones relacionadas a la salud, al trabajo u otros acontecimientos, sobre todo teniendo en cuenta que durante dos años consecutivos la tradicional procesión y representación no se pudo realizar porque los protocolos sanitarios no lo permitían.
Uno de ellos fue Diego Ríos, quien llegó al Cerro Monje en bicicleta desde Apóstoles, para agradecer y cumplir la promesa que hizo por su pequeña hija. “Todos los años cumplo mi promesa. Tenía internada a mi nenita, con un soplo en el corazón, y como se mejoró ahora estoy cumpliendo con mi parte, así, hace seis años estamos acá a full“, comentó.
Ni siquiera una pandemia mundial, ni la cuarentena más estricta, evitaron que todos los años cumpla con su palabra. “Durante la cuarentena se cumplió igual, pero no era como antes“, dijo