Cada 1 de abril se conmemora el Día Nacional de la Donación de Médula Ósea y en Misiones, son varias las personas en el registro de donantes, pero sólo unos pocos fueron convocados. Esto se debe a la compatibilidad que se necesite con los pacientes.
La docente Fabiana Wachnitz (53) es de Eldorado, pero reside en Puerto Esperanza y fue la primera misionera donante de médula ósea. En el año 2015, fue convocada y viajó a Buenos Aires al ser compatible con un paciente argentino. A pesar de no volver a donar desde entonces, insta a las personas a solidarizarse con la donación como un acto que salva vidas.
En comunicación con PRIMERA EDICIÓN recordó que en el 2013 “siendo directora de una escuela, llegaron para una campaña de donación de sangre y como me ofrecí para donar sangre, me preguntaron si quería anotarme para donar médula”. En ese momento, “no sabía de qué se trataba, pero me contaron que uno en un millón puede ser donante de médula”, agregó.
Unos años después, “en el 2015 me llamaron desde el INCUCAI porque había un paciente compatible conmigo y esta persona esperaba una donación”. Recordó que en ese momento “están todos los miedos, al desconocer los métodos, pero me acompañaron en el proceso y acepté donar”.
En aquel entonces, “siendo la primera donante en la provincia, la familia no lo podía creer, me decían que no lo haga, pero con el tiempo entendieron”. Tras aceptar la propuesta “el 2 de septiembre del 2015 doné médula ósea en el hospital de clínicas de Buenos Aires”, añadió.
Con un traslado pagado por el INCUCAI detalló que para la extracción “elegí hacer por aféresis, por sangre. El proceso es muy similar a la donación de sangre, que tarda unos 15 minutos, pero en el caso de médula ósea tarda unas 4 horas”.
Aseguró que “no es nada fácil encontrar a quien sea compatible con un paciente para médula ósea, por eso es importante que seamos donantes”, remarcó. Por eso motivo, “muchas personas están registradas, pero todavía no reciben el llamado para donar”.
Al ser la primera misionera donante de médula ósea compartió que estando en Buenos Aires “fue como vivir una fiesta, porque es una enorme alegría que alguien sea compatible con un donante”. Aclaró que “tampoco pude saber a quién fue destinada la médula, porque la única información que recibí fue que era para una persona del país”.
Fabiana Wachnitz, madre de tres hijos, contó sobre su familia que “como paradoja de la vida en el 2018 mi esposo fue diagnosticado con leucemia mieloide aguda y también necesitó de un trasplante”. Esto demuestra “como la vida da tantas vueltas y uno nunca sabe lo que puede pasar”, agregó. En su entorno familiar, “fue un momento terrible, porque siempre se piensa que nunca le va a tocar a uno”. En ese caso, destacó que “por suerte, su hermano resultó compatible y pudo hacerse el trasplante en Buenos Aires, en septiembre del 2018”.
En cuanto al procedimiento, aseguró que “es algo sencillo y tampoco deja secuelas, porque al día siguiente del procedimiento viajé y estaba trabajando en la escuela”.
Antes de la donación, indicó que “fueron 10 las inyecciones previas que recibí para que las células comiencen a circular por el torrente sanguíneo y en el momento de la extracción estén listas”.
Los donantes de la provincia
Desde el Banco de Sangre y Tejidos Biológicos, la bioquímica Romina Hahn explicó a PRIMERA EDICIÓN que para donar médula ósea “en la provincia, son 11.516 los inscriptos”. Aclaró que “de estos 84 han sido preseleccionados como donantes” y hasta ahora “han donado 14 personas, tanto para pacientes argentinos como de otros países, como EEUU, Alemania, Italia, Uruguay, Francia y Canadá”.
Para integrar este registro, contó que “cuando una persona dona sangre, en cualquier centro habilitado, se le ofrece inscribirse como donante de médula ósea. En ese momento se toma una muestra de sangre (3 mililitros) y se firma un consentimiento. Esta muestra es enviada al Registro Nacional de Médula Ósea, en Buenos Aires, dependiente del INCUCAI”.
Con la muestra enviada, “se realiza el estudio de HLA por alta resolución (para tener un perfil genético) y los datos quedan cargados a un sistema SINTRA (Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la República Argentina)”, agregó.
Hahn detalló que “una vez que hay un paciente en cualquier lugar del mundo y necesita un trasplante de medula y no tiene donante, solicitan la búsqueda de un donante no relacionado. Es ahí donde nos piden convocar, cuando hay un donante que salió compatible”. Desde el punto de vista genético, indicó que “es como que ese paciente tiene un hermano gemelo en el mundo”.
Al volver a comunicarse con el donante, “si acepta volvemos a tomar muestras para realizar nuevamente el HLA y todo tipo de estudios para asegurar que esté en óptimas condiciones para donar”.