El economista y exviceministro de Economía, Orlando Ferreres, se metió este lunes en el debate que empezó a crecer entre los analistas sobre la conveniencia o no de avanzar hacia una dolarización, como forma de atacar la aceleración de la inflación, el dato que más preocupa hoy a muchos argentinos de a pie.
El exviceministro de comienzos del menemismo, aseguró que “nunca es momento de dolarizar la economía” y agregó que “por eso hay que hacerla cuando hay una hiperinflación o alguna cosa muy riesgosa”.
En diálogo con el programa 990 Sin Relato, que se emite por La990, Ferre refirió al tema que actualmente sube en la agenda económica y consideró que “sería bueno si uno pudiera realizarla a un tipo de cambio razonable”.
Pero aclaró que para eso “hay que cambiar muchas monedas que están en pesos, las Leliq por ejemplo, y se requiere hacer un plan Bonex o algo así para poder modificar todo ese número, sino no alcanzarían las reservas, porque después nos tenemos que manejar con el dólar como moneda corriente”.
Por otra parte, respecto de la inflación indicó que la causa principal es “la maquinita”, en relación a la emisión, y explicó que “empieza a ser multicausal una vez que ya se generó”, apuntando al origen real que le atribuye.
Por otra parte, consideró que “es un mal endémico que tiene ocho décadas. Más o menos viene desde el 45, que empezó en 1939 en la época de la Segunda Guerra Mundial y ahí hubo que poner algunos controles de precios o algo así pero muy circunstanciales”.
Y haciendo un análisis en retrospectiva, remató: “Desde ahí empezó a ser algo cotidiano que no nos abandonó prácticamente nunca, salvo los años de la caja de conversión”, en relación a los años de la Convertibilidad.
Cabe destacar que, el diputado nacional por San Luis Alejandro Cacace (UCR) presentó un proyecto de ley para que el dólar sea la moneda de curso legal en el país como primer paso de un “cambio de paradigma económico”.
La iniciativa ingresa al Parlamento en momento de un intenso debate público sobre las decisiones que debe tomar la Argentina para combatir la inflación.
La propuesta de dolarización es esgrimida por sectores liberales y tiene al diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires Javier Milei como su mayor impulsor.
El proyecto de Cacace consta de ocho artículos y propone que el tipo de cambio de conversión sea el cociente entre pasivos remunerados y no remunerados del Banco Central y las Reservas Internacionales.
Si bien las reservas internacionales subieron a U$S 43.000 millones tras el desembolso del FMI luego de la aprobación del acuerdo, analistas consideran que aquellas de “libre disponibilidad” que podrían utilizarse para la conversión están en saldo negativo.
El proyecto establece que el BCRA canjeará los pesos en circulación por su equivalente en dólares de acuerdo al tipo de cambio de conversión que surja de la relación propuesta.
La iniciativa advierte que “todas las operaciones financieras, tales como depósitos bancarios, créditos, emisión de títulos valores y cualesquiera otras realizadas por medio del sistema financiero, así como los registros contables del sistema financiero, se expresarán en dólares de los Estados Unidos de América”.
“Las operaciones o transacciones del Sistema Financiero que se hayan realizado o pactado en Pesos con anterioridad a la vigencia de esta ley, se expresarán en dólares de los Estados Unidos de América al tipo de cambio establecido de acuerdo a lo dispuesto en esta ley”, señala el Artículo 5 del proyecto.
Asimismo, se le prohíbe al Banco Central ampliar la base monetaria.
Entre los fundamentos Cacace remarcó que “la historia muestra que nunca hemos sido capaces de controlar la inflación salvo en dos oportunidades: con la Caja de Conversión, luego de la crisis de 1890, y con la convertibilidad, un siglo después, ante la hiperinflación de finales de los 1980 y principios de los ‘90”.
En ese mismo sentido remarcó que “Argentina es un país bimonetario, lo que quiere decir que los argentinos confían en una sola moneda, el dólar americano, pero están obligados a usar el peso, lo que genera una dolarización de facto”.
Ecuador y El Salvador: dos antecedentes negativos
En Latinoamérica, dos países adoptaron formalmente el dólar como moneda en aquellos tiempos: Ecuador, en 1999, ante una hiperinflación (el fenómeno que ocurre cuando supera el 50% mensual), y El Salvador, en 2001, en un contexto de mayor estabilidad.
La mayoría de los trabajos académicos demuestra que, aunque derrotaron la inflación, la dolarización no supuso un camino hacia el desarrollo económico. De hecho, el PBI per cápita de la Argentina es de 9.929 dólares, mientras el de Ecuador llega a 5.884 dólares y también debió pedir auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2019, 2020 y 2021, en tanto que el de El Salvador alcanza los US$4.244 y sigue siendo un país azotado por las maras y la emigración, mientras en 2021 adoptó además al bitcoin como otra moneda de curso legal.
En 2021, Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella, publicó en el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) un paper titulado “Dolarización y desdolarización financiera en el nuevo milenio” en el que advierte sobre las consecuencias negativas de la adopción del dólar en Ecuador y El Salvador.
“En la primera década de la adopción del dólar, El Salvador no exhibió mejoras en ninguno de los campos identificados como potenciales beneficiarios (integración comercial, desarrollo del crédito doméstico e inflación), y habría pagado el costo de una menor resiliencia a las crisis -posiblemente, porque algunos de los beneficios (baja inflación y costo financiero) ya se percibían en la década previa, y algunos, como la integración con los EEUU, de hecho, se debilitaron por la mayor competencia asiática”, analizó.
“Naturalmente, en estos resultados mediaron consideraciones idiosincráticas: la economía salvadoreña enfrenta hace años problemas macroeconómicos (bajo crecimiento y, en consecuencia, una deuda pública creciente y dolarizada) y una fuerte dependencia de las remesas de los trabajadores migrantes y, a través de este canal, del ciclo económico de los EEUU. Estos dos factores hicieron que la suerte de la dolarización salvadoreña empeorara en la década siguiente, deteriorando el acceso financiero externo y poniendo a la economía al borde del default en 2017, y en un estado de fragilidad permanente, que alienta el debate sobre la desdolarización”, señala Levy Yeyati, asesor del radicalismo.
En Ecuador, “la adopción del dólar no trajo consigo la estabilidad buscada”, según el economista. “Lo primero a destacar es que, al igual que la caja de conversión argentina y tal como lo sostiene la teoría económica, la dolarización contribuyó a contener y reducir la inflación a expensas de una mayor volatilidad del ciclo económico aunque en línea con la volatilidad de la región. Sin embargo, al igual que lo sucedido en El Salvador, la dolarización no logró reducir y estabilizar el costo financiero externo ni hacerlo converger a los mismos niveles de la región”, finalizó el especialista.
Fuente: Medios Digitales