Cada 8 de marzo el mundo se divide entre el reconocimiento a la mujer, su rol en la familia y la sociedad. Pero también, en las víctimas de los femicidios (en Misiones ya van tres asesinadas desde enero hasta el presente), las desigualdades laborales y sociales a las que se enfrentan en comparación con los hombres, entre otros aspectos que hacen al presente de la Argentina.
Queda claro que no hay igualdad y que la lucha sigue siendo ardua y larga para quienes buscan paridad de género en cada ámbito de desenvolvimiento.
En la política, los espacios de conducción de organismos sigue lejos de tener el mismo tratamiento que se dio en las listas de candidatos con la legislación modificada no hace muchos años para que más bancas tengan voces femeninas.
En la Justicia, la desigualdad sigue siendo profunda, en particular cuando se analiza la primera y segunda instancia.
En el mundo laboral, un dato difundido ayer por el INDEC, en base a datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, muestra las diferencias. En relación a los salarios, por cada 100 pesos que gana en promedio un varón una mujer gana 74. En cuanto a los puestos no calificados, por cada 100 pesos que gana en promedio un varón, una mujer percibe 69, evidenciando que la brecha de ingresos aumenta a menor nivel educativo y a menor calificación de la ocupación.
A punto de jubilarse, así la mitad de las mujeres aportantes de 59 años tienen aportes derivados de casas particulares y monotributo, entre los varones de 64 años predominan los del sector privado en relación de dependencia. En tanto, mientras que ocho de cada 10 mujeres perciben jubilaciones a través de moratorias, ente los varones la proporción desciende a algo más de cuatro de cada diez.
Y los ejemplos abundan. Lo que no parece cambiar es la decisión de otorgar a las mujeres la igualdad de oportunidades que tanto se pregona.