La necesidad de conseguir con celeridad una silla de ruedas para don Ladislao Clodomiro Letreñuk despertó en José Luis Gómez y Dora Noemí Letreñuk el espíritu solidario. Ambos son docentes, pero en sus momentos libres se dedican al arreglo de sillas de ruedas y camas ortopédicas para facilitarlas a quienes lo requieren. La creciente demanda los llevó a crear la Fundación “Solidaridad en Movimiento” que, por el momento, se solventa con fondos propios y la solidaridad de algunos pocos.
Dora relató que todo comenzó con su abuelo apostoleño, para quien era difícil conseguir una silla de ruedas. Finalmente lograron el objetivo y una vez que su familiar falleció, “la arreglamos, la trajimos a Posadas y la empezamos a prestar”. Viendo la demanda, la pareja estudió la posibilidad de armar la Fundación “Solidaridad en Movimiento” que busca ayudar a las personas más necesitadas.
Puso manos a la obra y, a la par, “apareció el tema de la discapacidad, de la que nosotros no teníamos conocimiento, y se fue generando una red de ayuda respecto a sillas de rueda y camas ortopédicas”. Pero como son docentes de ciencias económicas, en contacto con numeroso colegas y alumnos, “comenzamos a recibir donaciones de todo, sobre todo, ropas y libros. No teníamos tiempo para ir a ver las condiciones en que se encontraban. Lo que hacíamos, apenas nos avisaban, era ubicar en merenderos de distintos lugares tanto de la Capital como de Candelaria o San José”.
A diario, se presta lo que se tiene. Lo que se recibe, José Luis arregla y alguien ya está esperando. En este momento la situación económica está complicada y “todo sale de nuestro bolsillo para paliar los gastos de la fundación. Estuvimos evaluando si íbamos a cerrarla o gestionar una pequeña ayuda, a voluntad, a cambio del préstamo. Y que ese monto sea destinado al arreglo porque se emplean aceites, repuestos, tapizados, pintura, para dejar en condiciones y volver a prestar”, manifestó la mujer, que se ocupa de coser los tapizados para los asientos.
Gómez agregó que “lo que más se mueve es el servicio de sillas de ruedas, y últimamente se sumaron las camas ortopédicas que un sanatorio privado nos había donado porque las sacaron de funcionamiento. Así como llegaron, se fueron”. Las muletas, los andadores y los anteojos, también son recolectados y repartidos.
La Fundación “Solidaridad en Movimiento” trabajó con Gobernador Roca, Hipólito Yrigoyen y otros municipios.
“Se ayudó bastante a personas del interior de la provincia. Muchas cosas se pierden en el camino, otras vuelven. Es por eso que hacemos firmar un comodato como para que asuman el compromiso de restituirlas cuando ya no las usan. A muchos se les deterioran bastante las sillas y por ahí tienen vergüenza de devolver en ese estado. Le decimos que lo hagan igual, que si se puede, se volverá a reparar, y volverán a cubrir alguna necesidad”, añadió.
Desde Santo Tomé, Corrientes, piden ayuda a través del Club de Leones, y “les estamos proveyendo. Se pide que se hagan cargo de los repuestos. La mano de obra la pone mi esposo y yo me encargo de confeccionar los tapizados de los asientos y respaldos, con eso no hay drama, pero necesitamos que traigan los materiales porque, de lo contrario, se hace muy difícil”.
Para el matrimonio Gómez-Letreñuk, que integra la Fundación junto a Margarita Gayoso y a Juan Almada, “esto es pura voluntad y ganas de ayudar. La mecánica es como la de una bicicleta, tiene otras cosas que regular, pero lo aprendes. Cuando desde Gobernador Roca, por ejemplo, pidieron ayuda, les dijimos que capaciten a la gente. Les digo que aprendí de la nada, con voluntad y muchas ganas de ayudar al otro”, manifestaron.
A un joven de Garuhapé que se contactó con ellos y propusieron entregarle buena parte del material que tienen acumulado “porque necesita repuestos, ya que está comenzando a hacer lo mismo en su pueblo. Es que lo que tenemos en el galpón no todo está en condiciones, se saca de una para hacer otra, quizás de tres, cuatro o cinco, se logra una. A veces traen cosas que no tienen solución. Pero se le saca el rulemán, la ruedita, el freno, para hacer otra”.
Padres de dos hijos, contaron que “Roberto Oporto, un joven que hacía básquetbol en silla de ruedas, se conectó con nosotros, apoyamos al equipo de básquet de discapacidad, hicimos viajes, competimos. Ahora él se alejó del deporte, tiene una bicicletería y también se dedica a arreglar sillas de ruedas. Comenzó acá, empezó conmigo los miércoles porque esa era mi tarde libre. Después sábados y domingos y ahora, en algún tiempito libre, le metemos”.
Gómez recordó que en Misiones no hay talleres para arreglo de sillas de ruedas y camas ortopédicas. “El chico que trabajó conmigo, abrió su local y, de a poquito, hace lo que puede. La satisfacción nuestra es ayudar al otro, al que menos tiene. Hay gente que viene con obra social, igual se le ayuda, nunca se le dice que no porque el enfermo no entiende de dinero. Es necesario cubrir la demanda que está latente. Y el Estado está vacío, conocen la Fundación, te felicitan, pero hasta ahí nomás, no hay ningún tipo de asistencia”, lamentó.
Insistió con que “estamos legalmente constituidos, somos personas jurídicas, pero hasta ahora nos valemos de nuestro sueldo. Cuesta un poco, pero le ponemos un poco de ganas y hacemos lo que se puede. Nosotros que somos docentes, queremos mostrar y que se duplique eso en otras localidades, que aprendan, que sepan, poniendo un poco de voluntad y de amor al prójimo”.