Con los festejos de Navidad, varias familias pasaron horas difíciles al tener que contener a niños y adultos con autismo. Sucede que el propio clima de fiestas, con un movimiento constante, cambio en la alimentación y la presencia de pirotecnia, incrementa la posibilidad de crisis en personas con TEA.
En comunicación con PRIMERA EDICIÓN, como parte de Familias TEA de Puerto Iguazú, Rosana Ramírez lamentó que “tenemos una ordenanza desde el 2019, pero en Navidad se escuchó muchísima pirotecnia, porque en los barrios no hubo control. Entre ellos, el barrio Santa Rosa y en otro como el Unión desde temprano comenzaron a tirar cohetes. En tanto que en el centro no se escuchó mucho”.
En diálogo entre los vecinos plantearon que “necesitamos que la Municipalidad de Iguazú controle los negocios que venden, porque la ordenanza prohíbe tanto la venta como el uso. También pedimos a los padres que denuncien y haya un precedente porque se establecen multas”.
Entre las situaciones registradas, Ramírez detalló que “una mamá me comentó que el 24 cerca de las 9 de la noche cuando se preparaban para cenar, los chicos del barrio venían y tiraban cohetes dentro de la casa. Ella había puesto un cartel pidiendo que no tiren cohetes porque su hijo tiene autismo, pero sus vecinos tiraban a propósito. Esto es lamentable y los padres deberían hacerse cargo de esos niños”.
En cuanto a los trastornos del espectro autista (TEA), aclaró que este pedido se debe a que “hay chicos con hipersensibilidad que pasan crisis terribles. En la ciudad, uno de los chicos a cargo de su abuela sufre muchísimo y hasta se golpea cuando tiene sus crisis”.
Para la temporada de festejos de Navidad y Fin de Año, “las familias se preparan antes y avisan a los parientes de las rutinas. Algunos niños con autismo son rígidos con horarios de comer, la ropa para vestir y otros tienen una selectividad que a la hora de ofrecer alimentos nuevos genera un malestar”, añadió.
Rosana Ramírez remarcó que en esta época “hay una predisposición a tener crisis y se requiere un trabajo previo. Incluso en el grupo tenemos adultos con autismo, los cuales también sufren por el uso de pirotecnia y explicaron a los chicos en charlas cómo intentan sobrellevar ese momento. Ellos utilizan auriculares, escuchan música relajante y miran programas de televisión para aislarse en ese momento”.
En menor medida
Por su parte, desde la Fundación de Apoyo a Padres de Hijos del Espectro Autista (FAPADHEA), Eduardo Sisto compartió que en Posadas “hubo muchísimo menos pirotecnia que otros años, pero estuvo. Por lo visto el stock sigue presente y hay quienes aún no se solidarizan con las familias”. En este sentido, recordó que “existen personas, algunos con autismo u otros trastornos y también las mascotas, que sufren por el uso de la pirotecnia”.
Para este 31 de diciembre comentó que “esperamos que las personas puedan recapacitar para las fiestas de inicio de año. A quienes no entienden por las buenas, incentivamos a que sean denunciados y aprendan bajo el rigor de la ley”.
Sisto aclaró que una reducción en el uso de la pirotecnia en la ciudad capitalina “sería posible de medir si hubiera festejos cada fin de semana, pero esto sucede siempre para finalizar diciembre”.
En otras localidades, aseguró que “algunas familias hablan de que se respetó la pirotecnia cero, aunque siempre hay ciertos desubicados que aún no lo hacen”.
Una sobrecarga de emociones
Eduardo Sisto contó que durante los festejos de Navidad “hubo un caso en Mendoza de un chico con autismo que murió atropellado y fue por todo un clima de fiestas, no sólo por el uso de pirotecnia, aunque el estruendo formó parte de la crisis”.
En estos casos, aclaró que “lo que sucede es que hay una sobrecarga emotiva durante los festejos y sube la temperatura al chico con autismo, donde finalmente estalla todo”.
Para las fiestas, “los padres tratan que sean en el hogar, con alimentos cotidianos, para que no se cambie la rutina del chico. Es un día donde todos están acelerados y lo mejor es tranquilidad”.