Desde la Asociación Argentina de Abogadas-os Ambientalistas y Greenpeace Argentina se presentó una denuncia penal ante las autoridades del Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Chubut, para exigir una investigación a fondo, a raíz de la masacre perpetrada en la Reserva Punta Tombo, donde cientos de pingüinos Magallanes fueron asesinados.
“Estamos ante un Ecocidio. Se generó un daño grave, a gran escala e irreversible contra la biodiversidad, los ecosistemas y los derechos de la madre tierra, comprometiendo la reproducción y desarrollo de una de las colonias de pingüinos más importantes del mundo, alterando significativamente la continuidad de los ciclos vitales de la Naturaleza y afectando severamente su capacidad de regeneración”, sostuvieron Rafael Colombo y Lucas Micheloud de la Asociación de Abogados-as Ambientalistas.
“Las topadoras pasaron por encima de la mayor colonia de pingüinos de Magallanes del mundo, en una zona de alta densidad de nidos. Esto es un verdadero crimen ambiental que constituye un delito penal y debe ser investigado y sancionado como tal. El daño generado es irreversible y la justicia debe actuar conforme a la gravedad de los hechos”, sostuvo Luisina Vueso coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.
Al mismo tiempo, la denuncia remitida sugiere a la Fiscalía interviniente que disponga, de manera inmediata el traslado de los pingüinos afectados a un Centro de Atención y Recuperación Animal no Humano.
La presentación, en un plazo 5 días, de un plan de reinserción de los pingüinos que fueran oportunamente trasladados por parte de las autoridades de la Reserva, observando que el mismo asegure los recaudos necesarios para el bienestar animal, manejo de la especie e integridad física; se efectúe una ficha médica por cada pingüino asesinado y herido, y se designe un equipo de expertos en ciencias biológicas y veterinarias de la Reserva a fin de realizar el seguimiento de la evolución de los mismos.
Por otra parte, las organizaciones insisten en la sanción de un proyecto de ley que incorpore un Capítulo Penal Ambiental en el Código Penal Argentino.
Argentina no posee regulaciones penales-ambientales claras ni contundentes que estén a la altura de la presente crisis ecológica, agravada por la pandemia por COVID-19, íntimamente ligada a los daños que se producen sobre la naturaleza y la madre tierra.
En rigor, las fiscalías no cuentan con herramientas legales contundentes para enjuiciar, condenar y exigir recomposición del daño ambiental que se correspondan con los grandes crímenes ambientales producidos en nuestro país, durante los últimos años.
Como comenzó todo
En la reserva de Punta Tombo, uno de los atractivos naturales de la provincia de Chubut, ocurrió un hecho insólito que tuvo como consecuencia la matanza de cientos de pingüinos. Los guardafaunas se percataron de lo que había pasado este lunes, cuando en una inspección ocular de rutina, se corroboró el desastre ambiental que se había producido.
Las autoridades del Ministerio de Turismo de Chubut denunciaron que el dueño de un campo lindero al icónico paraje turístico avanzó con la construcción de un sendero. El camino, que se extendía desde la propiedad hasta la costa, se realizó “sin autorización” y “con una máquina de alto porte”, según informó la fiscal a cargo de la denuncia, Florencia Gómez. La funcionaria judicial graficó la magnitud del daño. La obra “enterró a todos los nidos de pichones de pingüinos” que encontró a su paso.
Junto al accionar negligente, el propietario tomó la decisión incluso de ir un paso más allá al poner en riesgo a la fauna autóctona. Durante la realización del camino, “el cercado se electrificó, lo que hizo que muchos de los pingüinos adultos mueran electrocutados”, informó Gómez
La escena se produjo en un campo lindero a Punta Tombo, pegado con la reserva. La hipótesis inicial apunta a que el acusado buscaba facilitar su acceso a la playa. “Creemos que era para tener un acceso directo a la costa, pero para eso habría que tener una autorización previa y un estudio para analizar el impacto ambiental, que es lo que se generó: un daño irreparable”, agregó Gómez.
Una zona de atractivo natural y turístico
El Área Natural Protegida Punta Tombo está ubicada 100 kilómetros al sur de la capital del Chubut. En septiembre quedó habilitada al público ante la llegada de las primeras mangas de pingüinos de Magallanes, después de dos años sin recibir visitantes por la pandemia.
La reserva, con una superficie de 210 hectáreas, alcanza a ser la más poblada del continente con más de un millón de pingüinos cuando la familia se completa. Además de estos animales, coexisten en la zona una variada fauna de aves marinas, como los cormoranes, gaviotas cocineras, gaviotas australes, gaviotines, skuas y ostreros; y mamíferos como guanacos, maras, zorros, piches y peludos y otros carroñeros atraídos por los huevos.
En el paraje es conocido el “Sendero de la Pingüinera”, que posee 3 kilómetros de ida y vuelta, con diferentes miradores para observar, fotografiar y disfrutar del paisaje frente al mar y en medio de los nidos. Es uno de los atractivos turísticos de la provincia de Chubut y de Puerto Madryn, junto al avistaje de la Ballena Franca Austral.
El paisaje natural se destaca por la llegada de pingüinos, que vienen “por mangas” a la reserva para dar inicio a la temporada de apareamiento, incubación y adiestramiento de las nuevas generaciones.
Los primeros pingüinos en visitar la región son los machos, que comienzan de inmediato a reacondicionar sus nidos. Luego aparecen las hembras, que en pocas semanas colocan sus dos huevos. Tras 40 días de incubación compartida con el macho, suelen vigilar el nacimiento los pichones.
Para los turistas, el paseo junto a los ejemplares de “Spheniscus magellanicus” (su nombre científico) tiene características recreativas, debido a que son muy sociables y permiten que se les tomen fotografías, filmen o contemplen desde muy cerca.