Se va terminando otro año muy difícil en medio de la pandemia que agravó la situación económica y fiscal de miles de monotributistas, pequeños y medianos contribuyentes endeudados a más no poder, para seguir adelante con los emprendimientos que -en definitiva- son su fuente laboral.
Ayer, la AFIP habilitó una moratoria con hasta 120 cuotas para PyME, monotributistas, autónomos, cooperativas y entidades sin fines de lucro tras la sanción de la ley de Alivio Fiscal, votada en el Congreso por unanimidad.
Para quienes están “ahogados” por las deudas impositivas y se van reponiendo poco a poco (en muchos casos apenas pueden reactivar sus ingresos), es una muy buena noticia para no terminar embargados o con un juicio.
Esta moratoria ayudará a cuotificar las deudas hacia atrás, pero estos mismos contribuyentes necesitan que los legisladores o el mismo Ejecutivo nacional proponga una reforma impositiva fiscal para adelante. Que no se siga generando una rueda constante de impuestos, tasas y contribuciones que juntas seguirán resultando impagables para que, luego, tenga que aparecer otra moratoria como salvataje.
Hace años que el sector privado reclama por las decenas y decenas de aportes que se deben hacer a los Estados nacional, provinciales y municipales en diferentes conceptos, donde los productos y servicios se van encareciendo cada vez más, a medida que se incrementan las alícuotas que el fisco exige a los contribuyentes. Sin embargo, se sigue “pateando la pelota” y dictando normativas y legislaciones que se parecen a “parches” lejanos de una solución de fondo.
En esta medida tienen igual responsabilidad oficialismo y oposición, más aún cuando en el mes que viene estén prácticamente empatados en números para imponer la agenda parlamentaria que vendrá en 2022.