La preocupación por los precios está en el centro de la escena. El ministro de Economía Martín Guzmán admitió ayer que “estamos llevando adelante todas las gestiones necesarias para estabilizar el precio de lo que son los productos clave en la canasta”. De hecho, se acordó ayer con supermercados para mantener fijo el valor de la carne durante este fin de semana largo.
Pese a que este año se mantuvo el tipo de cambio oficial planchado, frizadas las tarifas de servicios públicos, y la implementación a fin de octubre del congelamiento de 1.432 productos de consumo masivo hasta enero, la inflación en 2021 oscilará entre el 50 a 52%, según estimaciones privadas. Y la perspectiva de los economistas consultados es que ése “será el piso inflacionario para 2022”.
Es que en el marco de un acuerdo con el FMI, los analistas avizoran una inflación un poco más alta porque prevén que el organismo exigirá una aceleración en el ajuste mensual del dólar oficial para frenar la sangría de las escasas reservas netas del Banco Central frente a vencimientos que hay que afrontar hasta el primer trimestre. Y que también pedirá el descongelamiento de las tarifas para bajar el gasto en subsidios y reducir el déficit fiscal.
Según sea la magnitud de esas correcciones, los cálculos de inflación para 2022 van desde el 50% hasta un 60%. “Ese piso es por dos razones. El ABC de lo que va a pedir el FMI es corrección tarifaria y cambiaria”, explicó a PERFIL Víctor Ruilova, de EconViews.
El economista especuló que “si sale bien la renegociación con el FMI, va a incluir una reconfiguración tarifaria para que los subsidios no sigan creciendo”, y que se ajusten “en línea con la inflación”. Así, estimó que las tarifas deberían aumentar “entre 30-35% mínimamente en el año”.
Además, aseguró que “la brecha de 100% no puede durar más porque genera pérdida de reservas, por ende, habrá alguna variación más rápida del tipo de cambio”.
“El año termina con una suba del tipo de cambio de 25% versus una inflación del 50%. En 2022 hay que compensar un poco ese atraso para recuperar competitividad”, alegó
Juan Pablo Di Iorio, de ACM, comentó que “cabe esperar una aceleración de la inflación dado que existen ajustes de precios regulados pendientes (tarifas, combustibles), como una necesaria recomposición de las reservas que implicaria una devaluación”.
En sintonía, Natalia Motyl, de la Fundación Libertad y Progreso dijo que “en un escenario optimista la inflación estará en 60%” y consideró que el ajuste del tipo de cambio “se va a dar porque ya no tenés reservas, van a entrar menos divisas del frente externo, ahora empezaron a liberar lo que son los dólares financieros regulados, ya no es sostenible esta situación, habrá una corrección importante y eso se va a reflejar en los precios generales”.
A su vez, Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra indicó que en 2022 vemos “un piso de inflación de 50%, pero depende del acuerdo con el FMI, que se haga con el tipo de cambio y las tarifas incluidas naftas”.
“Tenemos un escenario en el que hay bastante corrección de tarifas y tipo de cambio que la inflación puede llegar a 70%; yo creo que habrá un pequeño ajuste en ambos casos, con lo cual quizás ronde el 55%”, añadió.
Riesgo de demora
Los analistas advierten que si el acuerdo con el FMI se demora más de marzo –cuando hay que pagar un vencimiento fuerte con el organismo– la inflación interanual se aceleraría más.
Al respecto, Sebastián Menescaldi, de Eco Go, manifestó que para 2022 “vemos un piso de 50% pero si cuesta llegar al acuerdo, o se hace más tarde en marzo esperamos arriba de un 65%”.
Motyl proyectó que “si no hay acuerdo antes de marzo, lo cual dudo porque ambas partes están interesadas en que se celebre, vas a tener una aceleración de la inflación del 70%”.
Ruilova acordó que “lo ideal es que no demore más de marzo, porque si no, empieza a haber dudas si rompés, y cada mes de demora agrega 5 puntos de inflación de expectativas”. Y en un escenario negativo de que no se cerrara un acuerdo, el economista alertó que “el techo de inflación ya no es claro”.
Verano caliente
Guzmán expresó que “en noviembre esperamos que haya una reducción tanto de la tasa de inflación intermensual como de la interanual”. Y aguarda que “en todos los próximos meses se vaya verificando una reducción de la tasa de inflación”.
Los analistas no concuerdan con ese sendero. Menescaldi especuló que el acuerdo con el FMI “se va a ir atrasando por todo el juego con la oposición para firmar”.
“Prevemos que se alcance sobre las cuerdas y eso va a implicar un veranito más caliente, porque vas a tener cada vez menos reservas, más pesos, y eso desequilibra la balanza y las expectativas y probablemente provoque más brecha e inflación”.
En Eco Go prevén que en noviembre la inflación sea del 3%, menor al 3,5% de octubre.
Otro mal dato de octubre que se conoció el jueves fue que la canasta básica alimentaria trepó 3%. Sobre el precio de alimentos en noviembre, un sondeo de Eco Go arrojó que en la primera semana subieron 1,9%, y en la segunda aumentaron 1,5% “impulsado por carnes y bebidas alcohólicas”. En base a eso, la consultora proyecta que “la inflación en alimentos consumidos en el hogar en noviembre alcanzaría 3,8% muy por encima del nivel de octubre (2,8%)”, pese al congelamiento.
Y para diciembre proyectan que la inflación estará “arriba de 3% por factores estacionales, probable suba de combustibles, y descongelamiento del dólar oficial”.
De igual diagnóstico, María Castiglioni, de la consultora C&T calculó que en noviembre la inflación rondará de 2,5%, porque “se nota el impacto del congelamiento aunque no logra el efecto tan fuerte que el Gobierno quiere porque aumentan alimentos listos para consumir“.
Fuente: Perfil