Ya pasaron varios días desde que el 71% de los habilitados para votar en Argentina lo hicieron. El resultado a nivel país para la Cámara de Diputados fue de 42,5% para Juntos por el Cambio, 33,9% para el Frente de Todos y 8,8% para partidos distritales. De esta forma el oficialismo contará con 118 bancas en la Cámara, mientras que el principal partido de la oposición tendrá 116 del total de las 257 bancas.
En cuanto al Senado, Juntos por el Cambio se quedó con el 47,9% de los votos, el FdT con el 28,1% y partidos distritales con el 12,8%. El primero sumará 31 bancas mientras que el segundo acaparará 35.
Cuando se conforme el nuevo Congreso quedará por verse cómo actuarán los legisladores que no declaran a favor de ninguna de las dos alianzas mayoritarias. Quizás sea por eso que hoy, entre la dirigencia nacional, persiste la idea de que todos ganaron.
Y si es cierto que todos ganaron, incluso las fuerzas liberales que lograron un notorio avance en cuestión de meses, o la izquierda que logró su mejor elección en años, ¿quién es el que carga con el peso de la derrota?
A juzgar por las reacciones de los dirigentes políticos, por la ausencia de debates constructivos, por la seguidilla de chicanas poseleccionarias y por la continuidad de la crisis económica a niveles casi totales sin el planteamiento de soluciones de fondo, queda claro que vuelve a perder el país.