Agustín Da Silva (23) hace un alto en la charla. Se toma unos segundos para pensar. Y entonces aflora una reflexión que simboliza su historia. “Siempre me detengo a pensar, pongo un freno… Y no puedo creer dónde estoy. La verdad que es demasiado. No pido más nada porque siento que estoy en deuda con la vida”, lanza el atleta obereño.
Por estos días, Agustín cuenta las horas para el 47º Nacional de Cross Country, que se llevará a cabo el domingo venidero en Balcarce, Buenos Aires. El misionero viene de arrasar en la modalidad en las ediciones de 2017, 2018 y 2019, en las categorías juveniles. Sin embargo, el finde debutará en Mayores, todo un desafío de esos a los que ya está acostumbrado.
La historia de Da Silva fue contada miles de veces e incluso tiene su propio documental (un corto de seis minutos realizado por la cadena internacional Al Jazeera titulado “Correr para ser libre”, está en YouTube y vale la pena verlo). Es que Agustín arrancó en la tarefa con 12 años, en Oberá, pero el atletismo le cambió la vida.
En la previa a un nuevo campeonato, donde buscará la clasificación al Sudamericano y, por qué no, al Mundial de Cross Country, Agustín habló con EL DEPOR y relató su presente, además de las aspiraciones para su futuro. “Este proceso es la base para estar en el futuro en una maratón olímpica”, se ilusionó
Agustín, nuevo Nacional de Cross y nuevas expectativas…
Así es. El objetivo principal va a ser pelear por el primer puesto y darle una alegría a Misiones y a todos los que me acompañan siempre. Va a ser mi debut en Mayores, la máxima categoría que tiene el país. Sueño con poder clasificar al Sudamericano 2022, que se va a realizar en febrero, en Brasil.
Venís de romperla en las categorías juveniles…
(Se ríe). En San Juan 2017 gané en la categoría U-20, en Laprida 2018 y en Buenos Aires 2019 lo pude hacer en U-23. En esa última edición, largamos junto a los mayores y terminé cuarto en la general. Y segundo y tercero terminaron Eulalio Muñoz y Joaquín Arbe, los dos argentinos que corrieron la última maratón olímpica en Tokio.
Es decir que le seguiste el ritmo a los mejores del país…
Siempre digo que para mí ya es todo un logro poder compartir con esos grandes atletas. Correr con ellos hace que me sienta un campeón. Tenemos una muy buena relación, sobre todo con Eulalio, y siempre tratamos de motivarnos…
Contanos… ¿de qué se trata el Cross Country?
La prueba de Cross Country se corre mayormente sobre pasto. Suelen ser circuitos trabados, con ondulaciones. Generalmente se suelen correr en canchas de golf o parques. Y como cada circuito es único, más allá del tiempo, lo que importa es la posición final.
Es una modalidad que tiene torneos sudamericanos, panamericanos e incluso su propio Mundial, donde participan varios atletas que después van a competir a los JJOO en pruebas de pista. Los de 5 mil y 10 metros suelen ser campeones de Cross Country. Antes la distancia era de 12 kilómetros, pero actualmente es de diez.
Y es tu especialidad…
Sí, el Cross es la carrera que más me gusta. Ya me di el gusto de representar al país en el Sudamericano de Chile 2017, en U-20, que terminé quinto. En ese entonces tenía 18 años y recién arrancaba, así que ahora voy por más. Recuerdo que, en esa oportunidad, los tres primeros clasificaron al Mundial de Uganda. Ahora voy por clasificar al Sudamericano de Mayores, sería un sueño. No hay que bajar los brazos y hay que seguir trabajando. Siempre digo que, con trabajo, todo llega.
Muñoz, Arbe… ¿Te imaginás en una maratón olímpica?
El trabajo que estoy haciendo ahora, todo este proceso, es la base para estar en el futuro en una maratón olímpica. Este mismo trabajo hizo Eulalio Muñoz, que tiene 26 años y corrió recientemente en Tokio. Voy por ese camino, siguiéndole los pasos y muy contento.
¿Pensás en París 2024 o te imaginás en Los Ángeles 2028?
(Se ríe). París ya es muy pronto, pero creo que para 2028 ya seguramente estaré corriendo maratones, así que veremos. Por ahora, lo que tengo en mente próximamente es debutar en una media maratón (21 kilómetros), volcarme a los 10 mil metros en pista y seguir puliendo toda esa base para pasar después al maratón.
¿En qué consiste esa preparación?
La preparación siempre es a largo plazo. Es fundamental que sea así, que se piense en por lo menos diez años para adelante. Yo llevo siete años corriendo y, cuando llegue a los diez, creo que voy a estar mejor formado. Y hay que centrarse en entrenar todos los días, en una buena alimentación, en una disciplina, una conducta diaria. Yo entreno los siete días de la semana, rara vez me tomo descanso. Y hago entre 10 y 20 kilómetros por día, salvo las jornadas de doble turno, donde supero los 20. Y en los días de descanso, unos 8 kilómetros de trote suave.
Y semanas atrás, además, te quedaste con el récord misionero en los 5 mil metros…
Eso fue algo único. En estos siete años, nunca me había dedicado al cien por ciento a una preparación de ese tipo. Y pude lograrlo en tres meses, viaje a Salta incluido. Me centré específicamente en esa distancia y pude confirmar que, si un deportista se dedica de esa manera todavía más tiempo, puede lograr muchísimas cosas.
Y pude conseguir el récord en la Copa Nacional de Clubes, en Rosario, con un tiempo de 14m30s. La marca anterior era de Alberto Olivera y estaba en 14m42s. Eso es un orgullo para mí.
Cuando te conocimos, recién habías dejado la tarefa para volcarte al atletismo… Hoy sos referente provincial y nacional… ¿te imaginaste alguna vez todo esto?
No, no, la verdad es que no, para nada. No sabés lo contento que me siento por todo. Todos los días le agradezco a Dios por la fuerza que me dio para seguir luchando, porque la fe también te da fortaleza y te ayuda a no bajar los brazos. Siempre me detengo a pensar, pongo un freno… Y no puedo creer dónde estoy.
La verdad que es demasiado. No pido más nada porque siento que estoy en deuda con la vida. Y no pasa sólo por las medallas. El hecho de estar en mi casa, con mi familia, con mis amigos, el hecho de poder estudiar y hacer deportes, todo eso me hace sentir como un campeón.
El sueño de Mamá
Agustín está a punto de cumplir otro sueño clave en su vida: terminar de construir una vivienda de material para Margarita, su mamá, en el barrio Caballeriza de Oberá.
“Yo me mudé con Paula, mi compañera, al barrio Copisa, pero mi mamá quería quedarse en su lugar. Entonces, con mis hermanos nos transformamos en albañiles y levantamos la casa de material, que va a estar terminada en poquito tiempo“.
“Yo me crié en esa casa, que era de madera, pero ahora vamos a poder cumplirle su sueño. Ella hasta salía a pedir para que nosotros comiéramos, así que hoy se lo dedico todo a ella”, cerró Da Silva.