Aquella noche del 26 de octubre de 1863, la taberna Freemason’s de Londres se convertía en la “cuna” del fútbol -al menos institucional, ya que no del juego en sí- cuando los representantes de una decena de clubes ingleses acordaba un conjunto de normas y reglamentos para encauzar la pasión que generó desde siempre este deporte.
Aunque los indicios de juegos con pelotas están diseminados por todo el mundo desde la antigüedad, con datos precisos y otros no tanto, fueron los ingleses los catalizadores de una práctica que se había extendido desde las instituciones educativas hasta los suburbios y que crecía a cada paso.
El 26 de octubre de 1863 se redactó el primer reglamento del fútbol y se fundó la primera asociación: la Football Association inglesa, institución que aún pervive y que estuvo destinada a supervisar la evolución del juego y organizar competencias.
En realidad el reglamento propiamente dicho vio la luz un poco después, pero lo importante es que, si bien a lo largo del tiempo se modificó muchas veces, sigue siendo la base de lo que todavía rige el desarrollo de la disciplina.