El Centro Educativo Terapéutico y de Día Esperanza de San Javier, un proyecto trabajado a lo largo de tres años que se hizo realidad hace poco más de un mes, nació como una necesidad de la comunidad, pretende consolidarse, crecer y sueña con tener el transporte propio para llegar a muchas más personas.
La localidad sólo cuenta con una escuela especial de educación primaria, pero una vez egresados o superando los 14 años, los chicos ya no tienen dónde ir, ni qué hacer. Viendo esta realidad, Sandro Ferreyra, Patricia Torres, Carolee Altamirano, Antonela Cerentano y Nadia Sena, desarrollaron el proyecto con la base del amor al prójimo, compromiso comunitario y corazones solidarios.
Así, a pulmón y trabajando con recursos propios, el espacio contiene a más de treinta niños, jóvenes y adultos, pero la necesidad supera ampliamente ese número, por lo que sueñan con ampliar la capacidad y brindarse a quienes quedan fuera del sistema por cuestiones económicas.
“Esto surge de la necesidad de generar un espacio para personas con discapacidad. San Javier no contaba con un lugar donde las personas con discapacidad puedan estar incluidas. Empezamos a soñar, se fueron sumando gente y hoy después de tres años, gracias al apoyo de muchas personas y nuestra perseverancia, podemos decir que se está concretando” señaló Sandro Ferreyra, director del Centro.
Atención terapéutica por la mañana y talleres por la tarde
Personas con diferentes patologías pueden asistir, por la mañana a encontrarse con profesionales para la atención terapéutica y por la tarde ser parte de los diferentes talleres, como ser cocina, huerta, música, educación física, entre otros.
“También les damos la merienda como otro momento para compartir. Somos una institución privada, pero tenemos el compromiso con la comunidad de atender a todas las personas, tengan obra social o no, tengan recursos o no. Todos tienen el mismo derecho y con nosotros tienen y tendrán un lugar” afirmó.
El equipo de trabajo se completa con las secretarias Griselda de la Cerda y Carina Espíndola. Maestras Lorena Altamirano, Gisela Díaz, Aline Noremberg, Rossana Villagra, Anabela Contreras, Marina Peralta y Melisa Sena. Psicólogas Carolina Otero y Cecilia Staudt. Psicopedagoga Antonela Becker. Nutricionista Amalia Semczuk.
“Estamos felices porque es un gran logro para todo el equipo que trabaja ad honorem. Queremos que la gente conozca lo que hacemos, para qué estamos y se involucre. Hablamos de contener a personas que deben tener su lugar en el mundo y que nosotros queremos brindarles. Contamos con la ayuda de muchas personas, empezamos de cero y la idea es crecer. Gracias a la generosidad de un vecino de aquí, tenemos el espacio físico, nos cedió una casa y la estamos acondicionando con cosas nuestras, donativos, todo nos sirve. Pero también tenemos que pensar en los gastos fijos, por eso valoramos toda ayuda”, confesó el director.
“Al terminar cada día nos decimos que esto realmente vale la pena”
Hace algunas semanas, el programa radial, Especial de los domingos, que se emite por FM Alto Uruguay, de Armando Díaz de Olivera, organizó una gran jornada solidaria en la céntrica plaza 25 de Mayo, para visibilizar la nueva institución, tarea que realizan y necesidades. Allí estuvieron gran parte de los asistentes, sus familias y equipo de trabajo del centro.
“La escuela especial es de nivel primario, por lo que pueden recibir a alumnos hasta los 14 años. Hemos visto salir a los jóvenes y quedarse en sus casas en la nada misma. Después de una determinada edad ya no tenían nada que hacer. La inclusión educativa requiere algunas condiciones por lo que no tienen todos las posibilidades de seguir con actividad escolar. Para nosotros es una alegría tener la certeza de que ahora tienen más posibilidades las personas con discapacidad. El objetivo es que hagan de este lugar, su lugar. La felicidad que tenemos día a día en nuestro centro no tiene precio. Además vemos que esto impactó al ámbito familiar de cada chico, de cada persona que concurre al centro. Nos encontramos con diferentes historias de vida, algunas muy dolorosas, injustas. Encontramos personas de 35 años para arriba que no tienen nada, sin pensiones, sin obra social, sin posibilidades de sentirse bien. Las familias están felices y nos aseguran que les cambió la vida. Al terminar cada día, nos decimos, esto realmente vale la pena”, relató la vicedirectora del Centro y directora de la Escuela Especial, Patricia Torres.
Los que no pueden ir hasta ellos
“Nos falta un móvil, porque ahora vienen aquellos chicos que tienen la posibilidad de que les traigan, pero si tuviéramos un transporte podríamos llegar a otros que nos necesitan y no tienen recursos para venir, porque deberían hacerlo en remís y no tienen dinero. Ese es nuestro gran sueño, ahora que ya estamos en marcha”, señaló la docente.
“Tenemos el apoyo del intendente y nuestro compromiso es recibir a los que necesitan. Si tiene una discapacidad éste es el lugar, les pedimos que vengan, después vemos como acompañarlos y ayudarlos”, subrayó.