Una preocupación frecuente cuando el sol comienza a hacerse sentir de a poco y los cuerpos se observan en detalle, es la adiposidad localizada.
La adiposidad localizada es la ubicación del tejido graso en determinadas zonas del cuerpo y que al mirarnos frente al espejo molesta.
Amigas, a no desesperarse porque ese tejido adiposo que tanto te molesta cumple funciones fundamentales para el equilibrio de nuestro organismo, fundamentalmente en la amortiguación y relleno para proteger otros tejidos. Además, tiene un gran valor como fuente de energía y como reserva hormonal.
La mala fama se asocia a exceso de crecimiento del tejido que provoca exceso de peso y una distribución inestética.
La adiposidad localizada responde a características morfológicas que no siempre coinciden con el esquema de la adiposidad generalizada. Observá a tus padres, la forma de ubicación de la adiposidad obedece a la herencia genética, a los hábitos alimenticios, la postura, la disciplinada que lleves a cabo, al aporte hormonal, aportes metabólicos o ejercicios físicos.
No basta con las dietas hipocalóricas ya que la adiposidad localizada rebelde se aloja en ciertas partes del cuerpo y otra cosa que debés tener en cuenta es que puede estar presente en personas con exceso de peso o delgados, deportistas o sedentarios, en la adolescencia o en la edad madura.
Modelar el cuerpo no siempre es sinónimo de adelgazar, muchas veces hay que realizarse tratamientos específicos como estimular la lipólisis, favorecer la microcirculación sanguínea, mejorar el drenaje del exceso de líquidos, mejorar las imperfecciones, humectar la piel.
En el próximo encuentro te daré tips para mejorar el aspecto, eso sí, toma muchos líquidos.