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“Pintar me relaja, pienso que tengo que sacar los colores y me olvido de todo, puedo estar horas y horas metida en el cuadro mismo, con el pincel y la paleta delante de la futura obra”. Así define Viviana Haydee Nuñez el momento en el que se siente invadida por el arte de la pintura.
Vivi un día comenzó a pintar, simplemente guiada por un impulso, ya sus hijos grandes, es un tiempo que se regala para si misma. Así es cómo se fue acercando a la pintura.
Los colores de un típico paisaje misionero, verdes, rojos óxidos, azules y amarillos son los que más destacan en sus propias obras reflejando diversas realidades como los paisajes, las flores, vistas de los pueblos. Trabaja con fotografías de su alrededor y utilizando la técnica al óleo lo plasma en el lienzo. De toda esta práctica destaca su gusto por lo detallado y minucioso, el pincel chiquito es su aliado.
La mayor parte de su trabajo se basa en impresionismo. Esta corriente pictórica pretende plasmar el objeto según la impresión que la luz produce a la vista. El procedimiento de la obra consiste en trazar los elementos de la composición, ir manchando con pintura más clara en función de los colores que se vayan a utilizar. Esta pintora desvela que lo que más le gusta cuando ya ha acabado es colgar y observar mucho el cuadro. Para esta tarea tiene la colaboración de Antonio, su compañero de vida, que siempre esta apoyándola y también porque no hasta compartiendo alguna proyecto de arte para algunos de sus nietos.
Ha realizado varias exposiciones, colaboradora activa en los proyectos solidarios del Atelier Monarcas, “la Vivi” siempre está presente con una sonrisa y sus dulces palabras.
Trabaja incansablemente, en un sector que nada tiene que ver con el arte, sin embargo buscó completar ese vacío pintando, sin prisa pero sin pausa, disfruta de cada pequeña pincelada, compone sus propias obras desde distintas imágenes y al finalizar hay toda una historia plasmada en su lienzo.