La localidad de San Ignacio, ubicada a la vera de la ruta nacional 12, a tan solo 60 kilómetros de Posadas y a 240 kilómetros del Puerto Iguazú, recuerda este 25 de septiembre un nuevo aniversario de su refundación que tuvo lugar en 1877, aunque la historia de esta localidad comienza mucho antes con la construcción, asentamiento y funcionamiento de las Misiones Jesuíticas, del mismo nombre, allá por el año 1600.
Vale resaltar que la historia de esta localidad arranca en suelo brasileño cuando la reducción de San Ignacio decide instalarse en el actual estado de Paraná, alrededor del año 1610. En 1631, la mayor parte de las reducciones fueron asediadas y destruidas por los bandeirantes paulistas. Sólo las de San Ignacio y Nuestra Señora de Loreto resistieron los ataques, pero en 1632 decidieron trasladarse nuevamente.
Pese a la formación de milicias nativas organizadas y entrenadas por los jesuitas de vocación militar, las hostilidades obligaron a replegarse nuevamente hasta su ubicación actual, en donde en 1696, tras haber tenido diversos emplazamientos que fueron abandonados más tarde, se restableció definitivamente en suelo argentino y donde hoy está emplazada la ciudad de San Ignacio; la misma recibió entonces el nombre de San Ignacio Miní (“la menor”, en guaraní) para distinguirla de la anterior San Ignacio de la zona, llamada luego San Ignacio Guazú (“la mayor”), ubicada en Paraguay.
Este asentamiento duraría hasta que en 1768 la Compañía de Jesús es expulsada de las colonias españolas. Los aborígenes no supieron mantener la estructura diseñada por los jesuitas y comenzó un rápido declive demográfico.
En 1817 San Ignacio fue saqueada e incendiada junto con otras ex reducciones por tropas paraguayas, en el contexto general de anarquía que imperaba en el país.
Misiones fue anexada en los años posteriores por Corrientes, y la región quedó prácticamente deshabitada hasta que en 1870 vuelven contingentes no indígenas a ocupar las zonas linderas con el río Paraná y el arroyo Yabebirí, que permanentemente estuvieron habitadas por miembros de Comunidades Mbya Guaraní. Esta ocupación coincidió con el fin de la Guerra de la Triple Alianza y el inicio de la separación definitiva de Misiones de la provincia de Corrientes.
La historia reciente comienza con la mensura realizada por el agrimensor Queirel, quien delineó el centro urbano de San Ignacio por orden de Corrientes, el 25 de septiembre de 1877. A partir de allí, la localidad comenzó a tener un crecimiento sostenido, sobre todo en las primeras décadas con la llegada de colonos e inmigrantes, en su mayoría de origen europeo.
El origen del nombre
Cuentan los libros de historia, que el nombre de esta localidad proviene de Ignacio de Loyola, religioso católico fundador de la Compañía de Jesús, que fue la que instaló la famosa reducción aborigen. Como dato a tener en cuenta, Loyola fue declarado “Santo” por la Iglesia Católica.
Ignacio de Loyola, -nació el 23 de octubre de 1491 y falleció 31 de julio de 1556-, fue un militar y luego religioso español, surgido como un líder religioso durante la Contrarreforma. Su devoción a la Iglesia católica se caracterizó por la obediencia absoluta al papa. Fundador de la Compañía de Jesús de la que fue el primer general, la misma prosperó al punto que contaba con más de mil miembros en más de cien casas —en su mayoría colegios y casas de formación— repartidas en doce provincias al momento de su muerte.
Para visitar
Ruinas Jesuíticas
En la actualidad, las Ruinas de San Ignacio, son las mejores conservadas de las emplazadas en territorio argentino. La planta de la misión es la común a la mayoría de las construidas por los jesuitas en la época: alrededor de una plaza central se distribuyen la iglesia, la Casa de los Padres, el cementerio, las viviendas y el cabildo.
En la construcción de San Ignacio se empleó la piedra local, el asperón rojo, en grandes piezas. La dimensión de los trabajos ha permitido que, pese a años de deterioro, la mayor parte de los muros siga en pie.
Las mismas, se encuentran dentro del casco urbano de San Ignacio, por lo cual son de muy fácil acceso y ubicación, con el agregado de que en el años 1984, estas ruinas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como así las misiones de Nuestra Señora de Loreto, Santa María la Mayor y Santa Ana, todas en suelo misionero.
Centro de Interpretación
En dicho espacio se reproduce en nueve salas, como fue el hábitat del grupo aborigen de los guaraníes hasta la llegada de los Jesuitas, y como fue la llegada de los conquistadores y la simbiosis cultural que resultó de la convivencia.
El recorrido termina con la representación en una maqueta, de lo que fue la misión de San Ignacio Miní, en el momento culminante de su historia, entre otras atrapantes sorpresas históricas traídas a nuestros días
Museo Casa de Horacio Quiroga
En el predio de los que fuera la chacra donde vivió el escritor uruguayo, Horacio Quiroga, se encuentra una replica de la casa construida en madera por el mismo y la segunda casa, hecha de piedra, mampostería y vidrio, la que se puede apreciar algunos muebles y utensilios usados por el escritor.
Considerado el mejor cuentista breve de América del Sur vivió en San Ignacio durante un largo tiempo y desarrollo gran parte de sus obras inspirándose en las vivencias de sus habitantes y en el entorno semisalvaje y agreste que lo rodeaba.
El paisaje selvático de los alrededores sirvieron de inspiración para su libro Cuentos de la selva, publicado en 1918 en Buenos Aires. El museo conserva muebles, fotografías, herramientas, vajilla y papeles manuscritos del escritor, entre otros tesoros.
Fuentes: wikipedia.org; regionlitoral.net y Redacción Central