La cantora correntina Ramona Galarza, acaso la máxima figura de la canción litoraleña y del chamamé, conocida popularmente como “La novia del Paraná”, murió a los 80 años tal día como hoy de hace dos años, dejando una huella imborrable en la cultura popular argentina a partir de su voz plena e inconfundible y sus más de 60 discos registrados.
Ramona Modesta Onetto -su verdadero nombre- nació en Corrientes el 15 de junio de 1940. Comenzó a cantar desde muy pequeña en fiestas familiares y escolares, y ya en la adolescencia se sumó a la Orquesta Folclórica de la provincia de Corrientes, donde compartió el rol de solista junto a Ernesto Dana (Efraím Maidana).
En 1958, impulsada por el compositor paraguayo Herminio Giménez, participó de la película “Alto Paraná”, dirigida por el cineasta Catrano Catrani y protagonizada por Ubaldo Martínez, donde Ramona cantó “Kilómetro 11”.
Aquella fue la primera gran aparición pública de esta figura que a lo largo de su extensa y trascendental trayectoria participó de nueve filmes y que llevó al chamamé por todo el país y el exterior, a partir de memorables interpretaciones de clásicos como “Merceditas”, “La vestido celeste” y “Galopera”, entre muchas otras.
En 1960 decidió radicarse en Buenos Aires para continuar su carrera artística, ciudad en la que el mismo Herminio Giménez le consiguió una prueba en el sello EMI-Odeón, donde conoció a quien luego sería su esposo, el empresario y productor Fernando López, directivo de esa compañía.
Bautizada ya por esa época como “La novia del Paraná”, Ramona actuó en peñas, festivales, teatros, radio y televisión representando a la canción litoraleña, acompañada de grandes artistas como Ariel Ramírez, Raulito Barboza y las orquestas de Carlos García y Oscar Cardozo Ocampo.
Realizó giras por diferentes países como Chile, Paraguay, Canadá, Colombia y los Estados Unidos, donde se presentó en los emblemáticos Lincoln Center y Carnegie Hall, ambos clásicos escenarios de la ciudad de Nueva York.
“Cuando abre la boca no hay otra cantora”, dijo en una entrevista con la agencia Télam “El Zurdo” Maciel, el guitarrista que acompañó a la cantora durante los últimos 14 años de su carrera.
“No le puedo pedir más a la vida”
“A mí me va bien desde que empecé, no le puedo pedir más a la vida, hay que darle gracias a Dios”, decía “La novia del Paraná” en una de sus últimas entrevistas.
Galarza, quien en los últimos años vivió sola, con su gato, sostuvo que estaba atravesando la cuarentena encerrada, pero sin hacerse mala sangre, porque le gustaba estar en su casa, escuchando radio y mucha música.
“No puedo estar sin escuchar algo, la música es mi gran compañera. Desde chica escuchaba la radio con mi papá”, recordaba.
Acerca de lo que significaba el canto en su vida, la intérprete, dueña de una voz cálida y afinada apuntó: “Toda la vida canté, cantaba en las fiestas, en las escuelas, la profesora de música siempre me preparaba una canción para que cantara en las fiestas del colegio”.
“Yo creo que el canto es un don, pero además yo encontré una verdadera maestra de canto, Susana Naidich, con quien estudié muchos años; ella me grababa las clases en casetes y eso me servía para que la voz se ubique”, contó.
Si bien el chamamé atravesó su vida y su carrera, en esa conversación con Télam, Ramona Galarza comentó que le gustaban géneros diferentes. “Me gusta mucho el tango, los boleros, la música en general, pero por supuesto que lo mío es el chamamé, es la música de mi provincia y de toda esta zona que incluye el Chaco, Formosa, Misiones y Santa Fe”.
En enero de 2020 realizó su última actuación en el marco de la Fiesta Nacional del Chamamé, junto a la misionera María Ofelia, a quien definió como una “gran amiga”.
Su deceso se produjo ocho meses después, el 22 de septiembre, en el porteño Hospital Pirovano, donde había sido internada tras sufrir un paro cardiorrespiratorio. Luego fue trasladada a Corrientes para ser sepultada en un panteón del cementerio San Juan Bautista.