Las Gracias se conocen también como Cárites y son diosas menores de la mitología griega y romana, a las cuales por los general se las caracteriza danzando.
Las tres son hijas de Zeus y Eurínome (haciendo referencia a la mitología griega), y representan en general todo aquello que tiene que ver con la amabilidad, con lo placentero, con lo agradable, con la alegría. Por eso suelen estar presidiendo los banquetes, los bailes, las celebraciones, los eventos artísticos.
Sus nombres son Áglae (o Aglaya), Eufrósine y Talía. Y si bien sus cualidades individuales son diferentes según la versión (siempre en mitología existen muchas versiones sobre cada historia o personaje mitológico), lo importante es que su presencia no sólo proporciona a los dioses y a los hombres belleza y alegría, sino que además les otorga elocuencia y sabiduría. Por ello, los hombres bendecidos por las Gracias se convierten en grandes artistas, oradores, filósofos.
Esta historia a través de los años ha sido modificada muchas veces por lo tanto no se puede afirmar cuál era la cualidad exacta de cada unas de ellas y en la realidad lo que sí se sabe es que fueron diosas cada mujer contaba con una característica especial.
El primero en mencionarlas fue el poeta griego de nombre Hesíodo en el siglo VII a.C en su obra Teogonía, pero la no se tiene una respuesta certera.
Ellas eran las que se encargaban de dirigir, administrar e imponer todos aquellos eventos que el placer fuese el ingrediente principal, así como las buenas comidas y banquetes que se les servían a los ciudadanos de esa ciudad, los espectáculos de danza y juegos tradicionales que existían para ese entonces. Tenían la capacidad de ofrecerles la mayor alegría tanto a los dioses como a mortales, pero también transmitían muy buenos consejos y sobre todo en sabiduría. Por ello se decía que todas estas personas que eran bendecidos por una de estas Tres Gracias, se transformarían en grandes oradores, filósofos, artistas, entre otras.
Las Tres Gracias eran de las sociedades más comunes de los dioses que se encontraba en el Olimpo, siendo fundamental la compañía de la diosa Afrodita y del dios Eros, ya que siempre llegaron a conservar una estrecha y consolidada relación con las musas.
Con ellas solían frecuentar y se divertían al ritmo de la música que tocaba el dios Apolo, estas fiestas eran muy visitadas por grandes cantidades de personas que habitualmente se llevaban a cabo en el Olimpo, las fiestas eran tan divertidas que siempre fueron apreciadas tanto por dioses como por humanos.
Como lo habla la historia Las Tres Gracias eran jóvenes bellas, maravillosas y admirables que de ningún modo ni en ningún momento lo llegaron a presumir de serlo, eran modestas que de hecho usaban el pelo mal recogido, ya que la mayoría del tiempo se la pasaban bailando y divirtiéndose.
Solían concurrir a estas reuniones con una túnica (manto de tela), aunque en otras presentaciones a las ya antes mencionadas fiestas también aparecían completamente desnudas. Unas de las peculiaridades que llamaba la atención de Las Tres Gracias es que siempre estaban representadas y asistían juntas y nunca por separado a las reuniones y fiestas, señal de la amistad y poder que poseían las tres.
Muy difícilmente se puede comparar con otras culturas del mundo en la cual haya existido representación de una diosa triple.