
La pandemia hizo que la gestión de Joaquín Barreto al frente de la Cámara de Comercio de Iguazú (CCI) tuviera un cambio de planes rotundo. Había proyectado una serie de objetivos para desarrollar a lo largo de estos dos años, pero la tarea de su equipo se limitó, entre otras cosas, a brindar asistencia y asesoramiento a los asociados.
“La ciudad se encuentra en una situación todavía compleja desde el punto de vista comercial. Teníamos alguna expectativa de que se pudiera abrir el paso fronterizo como una prueba piloto pero ahora se volvió a complicar el tema”, dijo.
Si bien la actividad se fue reactivando a partir de julio, gracias al turismo nacional, se está trabajando en un 50% respecto a momentos anteriores a la pandemia, aclaró. Los comercios chicos están complicados.
“Muchos se terminaron trasladando a los barrios, pero mucha gente que consume en esos lugares quedó sin empleo o fue suspendida por el avance del COVID-19 – empleados de hoteles y gastronómicos- y es la que menos poder adquisitivo tiene. Estamos complicados porque lo que realmente está faltando en la ciudad es la circulación de dinero, comparando a lo que había antes con el turismo y con el paso fronterizo abierto”, comentó.
Es por eso que “apostamos que a corto plazo se pueda abrir el ingreso de gente de turismo, especialmente el turismo fronterizo. La gente que vive en Puerto Iguazú, es una cantidad importante, y es la que todos los días cruza al supermercado, a la vinoteca, al restaurante, y es la que nos genera un movimiento económico importante”.
La CCI está acompañando este proceso. “La verdad es que hicimos muchas gestiones ante las autoridades locales y provinciales, y pudimos obtener créditos a tasa cero, subsidios, para los comerciantes que se pudieron anotar. Conseguimos alrededor de 300 créditos a través del IFAI y algunos más a través del Fondo de Créditos de Misiones“.
“Pudimos agilizar las carpetas, estamos brindando capacitación y asesoramiento gratuito contable y jurídico a nuestros socios. Como nunca antes la CCI abrió las puertas a todos los comercios de la ciudad. Quedó reflejado que durante la pandemia sumamos a un montón de socios que no habíamos sumado desde que nacimos como entidad”, expresó Barreto.
La CCI hizo una especie de paraguas para agrupar a los socios. En esta época la CCI “ganó representatividad, justamente porque la gente necesitaba que alguien la represente y consideró que era la entidad que debía cumplir con esa misión. Y se sintió identificada con la forma que hicimos esa representación”.
Barreto asumió en febrero de 2020, unos días antes de la pandemia. “Asumí y a los diez o quince días se cerró todo. Los objetivos que teníamos planteados para encarar el mejoramiento de comercios desde el punto de vista estético, y demás, no pudimos cumplirlos. Y ahora tampoco los podemos encarar. Los objetivos de la CCI pasaron por otras cuestiones”.
A un mes de llamar a elecciones, la idea es buscar renovar el mandato “porque me gustaría tratar de lograr los objetivos planteados o que la comisión tenía en mente allá por febrero de 2020. Lo único que hicimos fue captar socios, que resultó muy bueno”.
Comerciante inmobiliario, aseguró que fue castigado como el resto de los rubros. “No fue una excepción. Sacando dos o tres, el resto la pasamos bastante mal. Hizo que la mayoría estuviéramos endeudados a través de créditos o por cuestiones que no pudimos pagar. Hay que tener en cuenta que nos siguieron cobrando la AFIP y demás impuestos como si estuviéramos trabajando normalmente”, aclaró.
Su mayor deseo es que se reabra el puente Tancredo Neves y que el comercio fronterizo vuelva a funcionar como antes. “Eso hacía que en nuestra ciudad que nuestra gente tuviera trabajo, que tuviera dinero para gastar, que todos los comercios estén trabajando bien. Si hoy caminas por Puerto Iguazú te das cuenta que no es lo mismo”.