-Ladislao, ¿estás ahí?
-A tu lado, Camila.
Este diálogo decisivo, acaso el más célebre de la película dirigida por María Luisa Bemberg en 1984 y protagonizada por Susú Pecoraro e Imanol Arias, grafica el desenlace real que hace hoy 176 años, el 18 de agosto de 1848, tuvieron Camila O’Gorman y el exsacerdote Uladislao Gutiérrez, quien había abandonado los hábitos para unirse a la muchacha.
Esa madrugada, ambos fueron fusilados en Santos Lugares (provincia de Buenos Aires) por orden de Juan Manuel de Rosas.
Previamente, como también narra la película con bastante fidelidad, vivieron como fugitivos. El 12 de diciembre de 1847 estaban en Luján y en los primeros días de febrero llegaron a Goya, donde se dedicaron a la docencia bajo falsos nombres. Ella era conocida como Valentina Desan y él como Máximo Brandier.
Mientras tanto, las tropas de la Confederación los persiguieron como si fueran peligrosos delincuentes hasta que los atraparon. Fueron engrillados y los subieron separados a dos carretas con dirección a Santos Lugares.
Rosas dio la orden para que no llegaran a Buenos Aires: la iglesia escribió al “Restaurador de las Leyes” y Gobernador de dicha provincia, que comandaba los destinos del incipiente país a mediados del Siglo XIX, para pedirle la ejecución del sacerdote, según las antiguas leyes coloniales.
La noche del 17 de agosto, una partida de jinetes llegó al campamento bonaerense donde estaba presa la pareja. Los hombres le entregaron una carta al encargado de la guarnición, Antonino Reyes. Era la orden de muerte para los amantes. Serían fusilados al alba.
Las últimas palabras de ella fueron: “Ladislao, ¿estás allí”. Y la respuesta: “A tu lado Camila”. Luego cuatro tiradores ejecutaron a la pareja. Camila tenía seis meses de embarazo.
Veintitrés años después, en su exilio inglés, Rosas asumió la total responsabilidad por la ejecución de “los pobres amantes”.