El fascinante reino fungi va ganando terreno de a poco. En algunas regiones la producción de hongos está más avanzada que en otras, pero -aún así- hay quienes deciden explorar y adentrarse en ese mundo. Tal es el caso de Mirta Arguello y sus hijos David y Pablo Gómez, quienes desde hace más de un año se dedican al cultivo y venta de Gírgolas en Misiones.
La producción se lleva adelante sin fertilizantes, ni agrotóxicos. Y los productos en diferentes formatos se pueden encontrar en varias localidades de la tierra colorada y hasta reciben pedidos de otras provincias.
Pablo del emprendimiento María Bárbara Hongos de Oberá habló con Eco y Agro y brindó un panorama sobre la producción y las ventas.
“La producción en sí es algo innovador en la región. A nivel país puede ser que en el sur lleve más años el cultivo, pero en la región del NEA no”, indicó.
Relató que “se buscó una alternativa de producción y en simultáneo con esa iniciativa, que tuvo mi hermano David, el Instituto Misionero de Biodiversidad (IMIBIO) había lanzado una promoción de este cultivo y eso nos dio el empujón”.
En cuanto a los hongos que se cultivan, explicó que se empezó con una especie integradora de madera. “La intención es ocupar ese recurso de la industria maderera que es el aserrín y que es tan abundante acá en la zona”, indicó.
Deslizó que “el aserrín es compatible para una especie que se llama Gírgolas blancas”. También tiene otras variantes como ser la rosada, la dorada y algunas medicinales.
En este punto, aclaró que “por ahora, nosotros trabajamos con las Gírgolas blancas que son comestibles”.
En lo que respecta al crecimiento, el joven expuso que “como cualquier proceso productivo hay una serie de etapas que se deben cumplir”. En primer lugar el aserrín debe pasar por un tratamiento térmico porque está contaminado y recién después está apto para la siembra, es decir que se coloca la semilla del hongo que en el mundo fungi se llama micelio.
“Se mezcla el aserrín limpio con la semilla y armamos un bloque de cultivo, para eso se utiliza una bolsa”, mencionó. Es así que el bloque pasará entre 20 y 30 días en una sala de incubación a oscuras y, luego otros 15 días en la sala de fructificación. En esta última las condiciones ambientales son otras porque hay mucho oxígeno y ventilación; y el bloque estará 12 horas en la luz y 12 horas en la oscuridad. Pasado esa cantidad de días ya está apto para ser cosechado.
Productos y ventas
Pablo habló sobre las ventas y señaló que “al mercado sale en varias presentaciones y la más popular es el hongo fresco que se ponen en bandejas de 200 gramos. Eso sale al consumidor final, a las fruterías, verdulerías y supermercados”.
Adicionó que “también tenemos un deshidratador donde se colocan los hongos y se deshidratan. Eso se vende en bolsas de 20 gramos”.
Otra presentación es el escabeche que se prepara con el hongo fresco, también está la conserva (vinagre) y la especia gourmet que es las Gírgolas en polvo.
En cuanto a las ventas, el joven sostuvo que “la gente se está animando a probar y a usarlo en su comida”. “El fresco se vende en Oberá, además cada 15 días vamos a Posadas y una vez a la semana a Campo Grande, Puerto Rico, Aristóbulo del Valle, Capioví y Leandro N. Alem”, comentó. Y agregó que también se hacen envíos por encomienda, pero en esos casos es sólo de forma deshidratada.
Las semillas y un proyecto
Las semillas se deben comprar a un proveedor. “También brindamos capacitaciones para los productores o personas interesadas, pero hay una barrera para conseguir las semillas porque muchos trabajan sólo por grandes volúmenes”, comentó el joven.
Deslizó que el grupo familiar intenta adquirir el equipamiento de laboratorio para producir las semillas ya sea para el autoabastecimiento o para proveer a nuevos emprendimientos. “Ya nos presentamos en varios proyectos de financiación porque la idea es adquirir el equipamiento y ser proveedores de semillas para el NEA o el país”, remarcó.