Un reciente sondeo de la consultora D’Alessio Irol da cuenta del crecimiento del endeudamiento de la clase media argentina.
Aquejada por deudas, gastos con tarjeta, cuotas y préstamos, buena parte de la clase media cayó en un laberinto que aumentó 11% (de 62% a 73%) entre 2020 y 2021.
El incremento del nivel de deudas es, en sí mismo, un dato preocupante dado su volumen, pero lo es más cuando se indagan los motivos de los endeudamientos. Y es que en un gran porcentaje la toma de deuda no involucra proyectos como, por ejemplo, mejorar la infraestructura domiciliaria o la concreción de una inversión que genere nuevos dividendos.
De hecho, una fuente bancaria relevada por la consultora advirtió que existe “un crecimiento de generación de nuevas deudas para cancelar otras deudas e, incluso, endeudarse para afrontar gastos corrientes, situación que atribuimos al ‘descalce’ entre la inflación real y el aumento de salarios”.
Es frente a contexto como este que se vuelve indispensable desarrollar una agenda económica sostenible, cuanto menos a mediano plazo, para ofrecer expectativas de crecimiento a las que apostar a invertir de manera saludable.