El empate entre Independiente y Argentinos Juniors en Avellaneda por el debut de la Liga Profesional no empañará el debut oficial del misionero Rodrigo “Chila” Márquez, cuya historia en Avellaneda, es sinónimo de resiliencia y sacrificio extremo.
Márquez nació en Comandante Andresito, una ciudad ubicada al norte de Misiones, tiene 19 años, es zurdo, juega como delantero y se rompió dos veces los ligamentos cruzados de su rodilla derecha (2019 y 2019) antes de presentarse en la Primera División de Independiente.
“Estoy muy emocionado y contento por el momento que me tocó vivir. Pasé por dos lesiones muy graves estando en la pensión, encerrado sin hacer lo que más me gusta. Por momentos se me cruzó por la cabeza volver a casa, pero la gente del club me insistió para salir adelante y todo ese esfuerzo dio sus frutos. Tenía una alegría muy grande por pisar el césped, no tengo palabras”, declaró Márquez en un mano a mano con Paso a Paso.
Y agregó: “En realidad es Chilarín, no Chila. Surgió cuando llegué a la pensión de más chico -tenía tan solo nueve años- y como éramos todos los interior hablábamos cosas que solo nosotros entendíamos. Una vez un coordinador me dijo así y quedó”.
“Chila”, quien firmó un contrato hasta 2021 con una cláusula de 15 millones de dólares y llegó a entrenarse en la Primera bajo la conducción de Ariel Holan, ingresó a los 34 minutos del segundo tiempo por Domingo Blanco y se convirtió en el futbolista número 1.000 en jugar oficialmente en el profesionalismo para el Rojo.
A fines de 2019, cuando sufrió su segunda lesión, el jugador estaba convocado por Pablo Aimar a la Selección Sub 17 de cara al Mundial de la categoría que se jugó en Brasil. En aquel tiempo, sus compañeros albicelestes quedaron eliminados en los octavos de final contra Paraguay (3-2) y el local se consagró campeón.
Además, contó que “Mi papá y mis hermanos lloraban de la alegría. Me contaban que en el pueblo se armó una locura por lo del debut. Ahora hay que ir por todo y dar lo mejor de mi”, y remarcó: “Independiente es mi segunda casa. Pasé más de la mitad de mi vida en el Rojo, me perdí de muchas cosas con mi familia pero ellos sabían que yo estaba acá para cumplir mi sueño de jugar en primera y siempre me bancaron. Los psicólogos del club me ayudaron mucho en los peores momentos”.
Fuente: tycsports.com