El uso del color “azul celeste y blanco” como enseña nacional fue una iniciativa del diputado Juan José Paso, aunque la autoría de la primera norma oficial sobre la consagración legal de lo adoptado por Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812 se concretó a partir de la propuesta presentada por un diputado por Charcas, José M. Serrano, según la página oficial del Estado argentino.
El texto del Decreto fue redactado de la siguiente forma: “Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación después de la declaratoria solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los Ejércitos, buques y fortalezas, en clase de Bandera menor, ínterin, decretada al término de las presentes discusiones la forma de gobierno más conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la Bandera Nacional mayor”.
Posteriormente, el 25 de febrero de 1818, durante el gobierno del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, se le incorpora el sol incaico en la franja blanca central.