¡Los ángeles! Esos ángeles que invocamos solamente cuando los necesitamos y nos dan las fuerzas y esperanzas para seguir en el camino son nuestros pensamientos, sentimientos, acciones que nos van envolviendo en un aura de luz y comprensión de tal magnitud que por resonancia hace que todo lo que vibra de igual manera nos encuentre en nuestro camino.
De tanto pedir y pedir ayuda, comprensión iluminación, amor, nos hemos olvidado que cada uno de nosotros podemos convertirnos en ángeles a través de nuestra transformación personal desde la oscuridad hacia la luz misma de nuestra conciencia. Siempre que pensemos en los ángeles aparecerán nuestros demonios para compensar.
Siempre que depositemos nuestro poder de evolución afuera aparecerán nuestros propios obstáculos, que a modo de inercia no nos dejan avanzar ni ver la luz que ya existe dentro y que hemos olvidado. Deposita tu mirada dentro. Cree en la autotransformación. Confía en la voz de tu conciencia. Ella sabe por dónde es el camino.
Es tu todo sabio que está más allá de tus pensamientos, el que está conectado con el principio cósmico universal quien te sostiene unido a través del amor, el universo. Mira tu propio universo que también forma parte del universo mayor y siente que al igual que la naturaleza tu puedes co-crear en armonía.
Sabe que el principio rector de la verdad también se encuentra dentro de ti.
Tú eres tu mejor maestro. Acepta tus límites y trabaja con ellos. Se tu propio arquitecto. Cree en tu remodelación interior.
Invoca los principios universales de amor, luz, comprensión, solidaridad, fraternidad. Esos que desde el inicio de los tiempos están dentro. ¡Reconócelos en ti! Llegarán otros que también estén trasformando su propio universo desde la oscuridad hacia la propia luz.
Así se formarán los grupos de buena voluntad, te encontrarás con tus hermanos en el camino y desde adentro hacia afuera por resonancia te encontrarás sin buscarlo, en tu lugar y en tu camino.
Responsabilízate en principio por tu evolución, eso es poner los pies en el sendero, el resto -confía-, solo vendrá a tu encuentro.