
La Cámara de Apelaciones de Posadas dejó firme la elevación a juicio a dos policías por el crimen de Arnaldo Alejandro Amarilla.
La medida, que había sido apelada por la defensa de uno de los acusados, fue dictada en su momento por el juez de Instrucción 6 de Posadas, Ricardo Walter Balor, y ahora ratificada por la Sala II del organismo judicial, con el voto inicial del camarista José Alberto López y la adhesión de su par Jacobo Mass.
“Nano” Amarilla, de 33 años, fue ultimado por disparos de balines de plomo en un procedimiento policial realizado frente a su vivienda del complejo habitacional A3-2 durante la madrugada del 1 de julio de 2018. Tras la opinión corrida por el fiscal de Instrucción 6, René Germán Casals, el magistrado acusó formalmente al sargento Emanuel Esteban Soley (36) como autor penalmente responsable del delito de “homicidio calificado por ser miembro de una fuerza de seguridad” (artículo 80, inciso 9 del Código Penal Argentino) y por “abuso de su función” (artículo 41 bis).
En cuanto al oficial a cargo de la patrulla de guardia, David Salomón Villalba (33) fue imputado de “homicidio calificado por ser miembro de una fuerza de seguridad”, “abuso de su función” y “falsedad ideológica”. En el caso del suboficial Soley continuará detenido, mientras que Villalba aguardará en libertad que continúe el proceso rumbo al debate.
En ese sentido se supo que el Alto órgano judicial también rechazó un pedido de prisión preventiva solicitado por la fiscalía en relación a Villalba.
Llamado por una reyerta
El delito que se investiga fue perpetrado a la 1.30 del domingo 1 de julio de 2018, en una vivienda de la manzana 18 del barrio A3-2, zona Sur de Posadas. En este lugar los efectivos de la seccional Décima de la Unidad Regional X fueron requeridos en al menos dos oportunidades en razón de una reyerta entre vecinos que involucraba, presuntamente, a quien resultó víctima fatal.
Los policías arribaron tras la segunda llamada de los denunciantes y fue el sargento quien habría descendido del patrullero y abrió fuego contra Amarilla con una escopeta cuyos cartuchos contenía municiones de plomo y no postas de goma o plástico que habitualmente se utilizan para repeler situaciones hostiles.
Según fuentes consultadas en su momento, el sargento habría jalado el gatillo del arma larga sin contar con ninguna orden para hacerlo.
Amarilla, que ya había purgado una condena por un homicidio cometido en septiembre de 2003, fue hallado sin vida por un hermano varias horas después, alrededor de las 5, en el interior de su vivienda. Uno de los balines que le impactó en la espalda le lesionó la aorta. El ataque se habría iniciado en la vereda, y Amarilla corrió y se arrastró hasta caer frente al baño del inmueble.
La calificación con la que llegarán ambos efectivos a debate en el Tribunal Penal 1 de Posadas, prevé una pena de prisión perpetua, es decir, de 35 años de cárcel para aquellos que son encontrados culpables.
Según la acusación, las pruebas principales son el testimonio de testigos y del propio imputado, quien a la hora de la declaración indagatoria rompió el silencio y admitió que abrió fuego contra la víctima, aunque aseguró que no sabía que la escopeta Ithaka que maniobraba estaba cargada con balines de plomo y que lo hizo al notar que estaba en riesgo la vida del oficial a cargo del operativo. Incluso el suboficial aseguró que disparó porque vio que el sospechoso se acercaba con un objeto en la mano hacia su compañero de servicio. También reconoció que no recibió orden de disparar de su superior.