Buscamos más que nunca que el calor esté en contacto con nosotros mismos, por dentro y por fuera, en lo personal es una estación con colores grises, que nos invitan a estar con nosotros mismos, y que si sabemos aprovechar es un tiempo para ordenar y enfocarnos en todo aquello que queremos logar.
El invierno me conecta con una palabra: Contención, no sé si les pasa lo mismo y hay colores que dicen mucho de esta palabra: el marrón, el rojo y el naranja. Por un lado el color marrón, nos habla de la calidez que encontramos a través de una taza de café o de chocolate, y díganme ¿si de repente el pecho no se llena de un calorcito rico y les sale una sonrisa sin querer después del primer sorbo?
El rojo color del fuego, del calor, muy estimulante la hora de brindar sensación de cobijo, nos estimula a ponernos en acción cuando más queremos estar encerrados o debajo de 3 frazadas mirando películas y comiendo. Así que acuérdense de ponérselo, les va ayudar a la hora de hacer movimientos (en una nota anterior hable del color rojo a la hora de entrenar).
Con el Naranja pasa algo similar que con el rojo, aunque tiene una vibración un poquito diferente, además de ayudarnos a ponernos en movimiento nos ayuda a ponernos de buen humor, de repente nos sentimos alegres y con ganas de hacer cosas en su presencia.
Enfrentemos este invierno con estos colores, permitamos sentir la contención que ellos brindan y démonos el permiso de disfrutarlos. Cuando una persona se sienta muy triste y necesite un abrazo, y puedan dárselo recuerden tener en su cabeza, en su corazón la intención de llenarlos con estos colores, que sus abrazos una vez que rodean a la otra persona, sean de color naranja para que se llenen de energía y de alegría. Los abrazos rojos ayudan a “descongelar corazones” y los marrones los van a hacer sentir cómodos, contenidos.
Estos abrazos de colores ayudan a que la otra persona entienda y sienta que puede contar con uno.
¡A veces no hacen falta las palabras sólo se necesita abrazar con colores!